‘Paddington 2’, sobredosis de ‘fondant’
La segunda entrega es divertida y tierna, aunque a ratos, igual que este tipo de tartas, contenga demasiado azúcar y 'cuquismo'
Tierna, divertida y con sobredosis de fondant, Paddington 2 resulta muy recomendable para pasar un rato entretenido en familia, especialmente para los amantes de los libros viejos, los trenes, las antigüedades, la magia, el circo y las casitas de muñecas con sus miles de detalles. El osezno está tan conseguido que a ratos parece que siente y habla y se mueve de verdad, de hecho, mis mellizos ya se lo han pedido para Reyes y ahora nos toca explicarles que no va a poder ser.
Es de agradecer que la película arranque con una pequeña introducción al mundo de Paddington, por si alguien no ha visto la exitosa primera parte o no conoce a este personaje clásico infantil tan querido en Reino Unido, que nació en 1958 y que ha protagonizado más de 70 libros ilustrados y tres series televisivas.
PADDINGTON 2
Dirección: Paul King.
Intérpretes: Sally Hawkins, Hugh Bonneville, Hugh Grant , Brendan Gleeson y Jim Broadbent.
Género: aventuras/comedia. Reino Unido, noviembre de 2017.
Duración: 1 hora 44 minutos.
En esta nueva aventura, el osito patoso, educadísimo y tonto de bueno, sigue viviendo con la familia Brown en un Londres adorable y de auténtico cuento. Completamente integrado en el vecindario y haciendo el bien entre sus habitantes, Paddington visita a su amigo el anticuario en busca de un regalo para su tía Lucy, que cumple cien años y que tanto hizo por él cuando era pequeño.
Allí, encuentra un precioso libro pop-up con estampas de la ciudad, el regalo perfecto. Pero cuesta mil libras, por lo que Paddington decide ponerse a trabajar para reunir la suma. Todo parece ir bien hasta que aparece el malo, un Hugh Grant tan cargado de tics como siempre, pero más mayor, que interpreta a un famosísimo actor venido muy a menos, como le recuerda el propio Paddington sin querer.
La vieja gloria, Phoenix Buchanan, conoce el secreto que encierra el libro, por lo que lo roba, con la mala suerte de que el oso ve el atraco y trata de impedirlo, pero el actor se desvanece y lo culpan a él. El osito va a la cárcel que, por obra y gracia de su torpe ternura, acaba convertida en un gigantesco salón de té con los presos vestidos de rosa. Ahí es cuando el cuquismo y el azúcar que rebosa toda la película alcanza sus cotas máximas. El resto de la película narra los esfuerzos de la familia Brown por limpiar su nombre y la fuga de Paddington en busca del libro.
En la sala, se escucharon muchas carcajadas de niños y padres y también se vieron lagrimillas al final. Lo sorprendente es que gustó desde a niños de tres años, que no se levantaron de la silla, hasta a chavalotes de 10, a los que entretuvo mucho la persecución en el tren. Dos detalles: el libro pop up se puede comprar por 26 euros y la película lleva mensaje postBrexit (la señora Brown cruza el canal de la Mancha a nado y se tiene que volver porque no llevaba pasaporte).
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