_
_
_
_

Una familia de Londres se enfrenta a un desahucio tras quejarse los vecinos del llanto de su bebé

La pareja denuncia una "horrible discriminación" hacia las personas con niños que alquilan. La empresa alega que los demás inquilinos tienen derecho al silencio

Los hijos de Attila y Ildiko Wurth, de tres años y 15 meses.
Los hijos de Attila y Ildiko Wurth, de tres años y 15 meses.

Una familia que vive en alquiler en Londres ha sido amenazada con el desalojo a causa de las quejas vecinales por el llanto de su hijo pequeño. Attila y Ildiko Würth, que tienen una niña de 15 meses y un hijo de tres, han contado a la BBC que recibieron una advertencia de los administradores de la finca: si el ruido de la bebé y otros como golpes, pisotones y pisadas fuertes no cesan, les darían "dos semanas para desocupar" la vivienda. Los Würth sostienen que los lloros de su hija no son excesivos y que son tan considerados con sus vecinos que ni siquiera tienen un equipo estéreo o un televisor para no molestar.

Para los Würth, con una hija de 15 meses y un hijo de tres, se trata de una "horrible discriminación" hacia las familias con niños que alquilan. La empresa, por su parte, alega que los vecinos se han quejado del llanto del bebé "a diario" y sostiene que los demás inquilinos tienen derecho al silencio. Según los administradores, los vecinos sufren el ruido de los niños y "otras molestias" por parte de esta familia. Muchos otros medios británicos recogen la noticia e incluso The Telegraph ha abierto una encuesta sobre si se puede desahuciar o no a una familia por el llanto de un niño.

Más información
Vecinos con ‘niñofobia’: cuando no se toleran los juegos infantiles normales
'El derecho a hacer ruido', por Cecilia Jan

La familia Würth vive en el ático de una casa remodelada en Hammersmith, un barrio de unos 165.000 habitantes en el oeste de Londres. Es una zona tranquila, a unos 20 minutos del centro de la ciudad, con muchos senderos, paseos y jardines y localizada junto al río Támesis, navegable. La pareja sufrió un shock al recibir el correo electrónico de la propiedad, en el que se detallaba que se había recibido una queja que indicaba que a las cinco y media mañana de esa mañana un bebé estaba llorando y pateando y que luego el ruido comenzó otra vez a las 06.45 horas, lo que despertó a otro de los inquilinos.

"Nos hemos puesto en contacto con su arrendador y nos ha instado a llegar a un acuerdo con ustedes para desalojar la propiedad lo más pronto posible", añadía el mail, según la BBC. En un segundo correo, se les informó de que se habían recibido más protestas y de que "si esto continuaba así", no tendrían "más remedio que emitir un aviso de Sección 8, lo que le dará dos semanas de aviso para desalojar".

Un aviso de Sección 8 es un requisito previo por escrito para poner fin a un alquiler antes de que acabe el contrato en Inglaterra y Gales, según la Ley de Vivienda de 1988. Si no se observa, el arrendatario puede ir a los tribunales para que ordenen el desahucio del inquilino. Se puede emitir por varios motivos, entre los que se encuentra no pagar alquiler, tener un comportamiento antisocial o violar los términos del contrato de alquiler. ¿Está ser una "molestia" para los vecinos entre las causas que permiten emitir esta notificación? La cadena pública afirma que un tribunal tendría que decidir si realmente el ruido que hacen es excesivo.

A los Würth se les recomendó que se aseguraran de "mantener todos los ruidos bajo mínimos" bajo amenaza de expulsión. El padre, Attila, veterinario de profesión, se declara sorprendido por esta actitud "dura y sin corazón", al tiempo que está profundamente molesto por la perspectiva de ser expulsado de su hogar. "Nos sentimos tan asustados. No sabíamos qué pasaría después. ¿Llegaríamos a casa y nos encontraríamos nuestras cosas tiradas?". Sin saber muy bien qué hacer antes esta situación y acudieron a una línea de ayuda para la vivienda, que los respaldó. Pero donde más apoyo han recibido ha sido en las redes sociales, al contar su caso en Facebook.

La cuestión es si la familia hace o no un ruido excesivo. "Hemos sido muy cuidadosos", asegura Attila. A su juicio, el problema está en los propietarios, que no son realistas cuando alquilan sus casas a una familia con niños pequeños pensando que los bebés no van a llorar a veces. "Ni siquiera tenemos un estéreo o un televisor y hemos evitado hacer ruido con las actividades domésticas", asegura el padre.

Sin embargo, los administradores, Sheraton Management Ltd, aseguran que se está produciendo un "incumplimiento de contrato" porque los Würth están "causando molestias a los otros ocupantes del edificio" y no se refieren solo a los niños, sino "a otros ruidos molestos" como "golpes, pisotones y pisadas fuertes". La empresa subraya que la familia no le ha dejado otra opción, que tiene responsabilidades con los demás inquilinos del edificio y que "se ha violado su derecho contractual a disfrutar de la tranquilidad". "Gestionamos numerosas propiedades habitadas por familias, algunas con niños muy pequeños. Nuestra política es siempre evitar los desalojos", añaden.

La familia, que está a la espera de buscar una solución, sostiene que no puede pagar una vivienda en Londres y, según cuenta la cadena pública británica, un número creciente de familias vive ahora a largo plazo en alojamientos alquilados. Son personas de este 30 y 40 años a los que llama la "generación del alquiler". "Tienes que ser extremadamente rico para tener hijos en Londres", se queja Attila. La autoridad local, el municipio de Hammersmith y Fulham, explica que alrededor de un tercio de sus residentes son inquilinos y que este año cambió las leyes para darles más protección y garantizar sus derechos legales.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_