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Columna
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La historia más tergiversada

QUERIDO JULIÁN: Hace más de un siglo, en las postrimerías del noventayochismo, llamaste la atención sobre el hecho de que la historia de España era la más denostada y tergiversada de Occidente. De hecho, muchos creen que fuiste tú quien acuñó la frase “leyenda negra”, aunque realmente fue Emilia Pardo Bazán la que primero la empleó en público, en 1899, 14 años antes de que publicaras tu libro. No eras un historiador profesional, aunque sí un buen estudioso, pero el libro irritó a muchos no tanto por su contenido histórico como por las interpretaciones políticas que hicieron. ­Incluso te tildaron de “reaccionario”, aunque el libro únicamente buscaba dar cuenta de una realidad histórica. Esos críticos no sabían (y tal vez no les importaba) que tu carrera profesional había sido la de un funcionario progresista de verdad que dedicó la mayor parte de su vida a causas humanitarias, como velar por los huérfanos y los menos favorecidos./

Desde hace años, con el crecimiento del número de universidades, se ha producido una verdadera explosión de la historiografía española.

Un siglo después, las cosas han cambiado mucho y España es otro país. Lamentabas entonces la ignorancia que se tenía de la historia de España, tanto dentro como fuera, y el hecho de que la mayor parte de los libros que se habían escrito sobre ella estuvieran firmados por autores extranjeros.

Desde hace años, con el crecimiento del número de universidades, se ha producido una verdadera explosión de la historiografía española (por las buenas y por las malas) y ya no se puede afirmar que la mayor parte de los libros más importantes sean de historiadores de otros países.

Sin embargo, esto no ha evitado que la historia de España siga siendo la más tergiversada de las historias nacionales en Occidente. Se ha investigado mucho y enderezado muchos entuertos, pero hemos entrado en una época de ideología nueva, que impone una especie de autocidio en el entendimiento y el análisis de la historia occidental, y la leyenda negra no se refiere solo a la historia de España.

Así, en el siglo XXI el cuestionamiento de España no es muy diferente al de otras naciones occidentales, salvo que en el caso español, como suele ser típico, es más extremo. Y por ello nos encontramos con que en la “nación histórica” más vieja de Occidente hay gente que dice que “España no existe”. Tal delirio no se le hubiera ocurrido a ninguno de los impulsores clásicos de la leyenda negra, porque sus orígenes se hallan en los conflictos del último siglo y su extremismo actual responde a cierta especie de posmodernismo deconstruido, muy típico de nuestra época. Actualmente las peores y más exageradas distorsiones de la historia española no las realizan extranjeros hostiles o ignorantes, sino algunos de los propios españoles.

No sé hasta qué punto te habría extrañado esta realidad si hubieras vivido en el siglo XXI. A largo plazo, es consecuencia directa de poseer una historia más complicada que la de cualquier otro país del oeste de Europa. Y aunque tú no lo habías dicho exactamente en estas palabras, supongo que eso no te hubiera sorprendido demasiado. Un abrazo.

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