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Prohibido orinar: aquí hay un grafiti

La iniciativa St+Art India busca crear conciencia cívica para mantener las ciudades del país asiático más limpias a través del arte callejero

El mural de Mahatma Gandhi en la Jefatura Central de la Policia de Nueva Delhi.
El mural de Mahatma Gandhi en la Jefatura Central de la Policia de Nueva Delhi.María Álvaro
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Las brochas y el color han reemplazado las pancartas políticas, los mensajes de "no orinar" y otros muchos pósteres aleatorios de los abarrotados muros de Nueva Delhi. Los cientos de artistas nacionales e internacionales que colaboran con St+Art India Foundation tienen la culpa. Sus creaciones han inundado los barrios, las estaciones e incluso los edificios oficiales de todo el país, entre ellas la capital. El objetivo de esta organización es sacar el arte de las galerías convencionales e introducirlo en el día a día de las vibrantes ciudades indias. Este proyecto ha servido además para crear conciencia cívica y lograr mantener los espacios públicos limpios.

La iniciativa se inauguró en invierno de 2014 con un gran mural de un inofensivo gatito jugando con un ovillo de lana. La artista india Anpu Varkey lo pintó en una de las paredes laterales de un edificio en Shahpur Jat, un barrio en el corazón de la zona sur de la capital. El felino acaparó todas las miradas y se convirtió en el orgullo del distrito. A falta de señalización en la zona, pasó a ser también un punto de referencia y un lugar de encuentro.

“Elegimos el barrio de Shahpur Jat para nuestra primera intervención artística porque se puede recorrer fácilmente a pie. Es una zona de la ciudad que está cambiando rápidamente donde vive gente humilde rodeada de viviendas de familias más acomodadas y ricas. En sus áreas periféricas se están instalando muchas tiendas y cafés, aunque en el centro del distrito siguen viviendo los mismos vecinos de siempre. Lo que vimos fue que nadie entraba en esta zona y queríamos que la gente conociera la esencia de ese lugar a través del arte callejero”, cuenta Akshat Nauriyal, uno de los cinco cofundadores de St+Art India Foundation. Al gatito le siguieron otras muchas más intervenciones.

Apoyan la campaña Clean India Mission, que busca acabar con la defecación al aire libre y reducir la basura en las calles

Cuando los primeros muros estuvieron acabados, no solo las paredes habían sufrido una transformación, sino que muchos habitantes de Shahpur Jat empezaron a limpiar las calles, recoger la basura que se acumulaba en las esquinas y regañar al que se atreviera a orinar en los grafitis. “Nos dimos cuenta de que el arte había cambiado la percepción que los vecinos tenían de su barrio y había creado un sentimiento de orgullo de pertenecer a la comunidad. Cuando alguien se atrevía a orinar en los murales la gente le increpaba y le pedía respeto”, apunta Nauriyal.

Desde entonces, han colaborado con sus proyectos a apoyar la campaña gubernamental Clean India Mission, que tiene como objetivo fundamental lograr en 2019 acabar con la defecación al aire libre y reducir la cantidad de basura que se acumula en las calles poniendo fin así a la insalubridad que esto provoca. Una tarea ardua que lleva consigo además la de concienciar a una sociedad en la que el vertido de desechos en espacios públicos es la tónica habitual. El arte callejero ha conseguido ser un buen aliado en esta lucha.

Cerca de los mercados Meherchand y Khanna, y a pocos pasos de Lodhi Garden, probablemente una de las mejores zonas ajardinadas de la capital, se encuentra Lodhi Art District. Un lugar que contrasta con el ajetreo y el tráfico constante de otras zonas de la ciudad, con calles más anchas y construido durante el dominio británico. Casi una treintena de sus amplias y simétricas fachadas sirvieron en 2016 como grandes espacios en blanco a artistas nacionales e internacionales.

Queremos reinventar los espacios públicos, que no sean inertes, porque las ciudades están construidas sin tener en cuenta a la gente

Hoy, mapa explicativo en mano, cualquiera puede explorar las grandes intervenciones artísticas en las que aparecen desde grandes pájaros de colores, la imagen de una mujer que vende pan en el mercado cercano, imágenes que representan la lucha contra la violencia de género y hasta un astronauta que desde lo alto puede mirar las cosas desde una perspectiva diferente del resto de los mortales.

“Lodhi es un barrio donde puedes andar y ver todas las obras como en una galería abierta. Creemos que el arte se ha dirigido a un sector muy pequeño de la sociedad y queríamos que muchos más pudiera disfrutar de él. Mucha gente se acerca a esta parte de la ciudad, conoce un poco mejor el vecindario y se hacen fotos para blogs e incluso vídeos musicales”, relata Akshat Nauriyal.

Incluso la Jefatura Central de la Policía de Delhi les dio vía libre para que pintaran en sus dependenciasel artista alemán Hendrik Beikirch y la artista local Anpu Varkey plasmaron en ella el mayor mural que existe de Mahatma Gandhi, de 48 metros de altura. “Fue un gran momento para nosotros porque el arte urbano siempre ha tenido connotaciones negativas de vandalismo y la policía siempre persigue a los grafiteros y artistas de la calle”, dice Nauriyal entre risas. Reconoce que este proyecto legitimó su iniciativa e hizo que otras instituciones culturales, consulados y embajadas les tomaran en serio y empezaran a trabajar con ellos.

Su objetivo es sacar el arte de las galerías convencionales e introducirlo en el día a día de las vibrantes ciudades indias

Con más de dos millones y medio de usuarios diarios de las seis líneas de metro de Nueva Delhi, el suburbano es otro de los grandes centros de acción. En la estación de Arjan Garh, grandes y coloridas aves de dos artistas singapurenses reivindican el espacio que tanto falta para los pájaros y otros animales en las ciudades donde reina el asfalto y faltan árboles.

“Queremos reinventar los lugares públicos, que no sean inertes, porque las ciudades están construidas sin tener en cuenta a la gente. No solo queremos que los espacios sean funcionales también bonitos, que hagan pensar y creen conversación”, señala Nauriyal. “Un buen ejemplo de esto me ocurrió en Mumbai. Recuerdo que en un autobús, las dos personas que estaban en el asiento de enfrente mantenían una conversación sobre el mural de Dadasaheb Phalke -el padre de Bollywood- que pintamos en la ciudad. El hombre más mayor estaba explicándole al más joven quien era Phalke y cual era su legado. Eras dos desconocidos que habían tenido una conversación gracias al mural. De eso se trata nuestro trabajo, de que cuando alguien vea una obra de arte sienta algo, tenga una idea o una opinión”.

Desde 2014 cuando iniciaron el proyecto han llevado a cabo seis festivales de arte callejero en Delhi, Mumbai, Bangalore y Hyderabad en los que han participado 300 artistas. El arte también se utiliza como herramienta de denuncia. En Bangalore, en el mural Naavu Idhevi - We Exist una persona trans conforma la pieza central para dar visibilidad a esta comunidad. O en Delhi, la artista polaca Olek tejió junto a 46 mujeres más de 90 kilómetros de crochet para cubrir un albergue y poner el foco de atención en las personas sin hogar que mueren durante el invierno.

En la oficina de la fundación son días de estrés y de ultimar preparativos. Akshat y todo el equipo trabaja a destajo para el festival que se celebrará en Mumbai antes de que acabe 2017. Los creadores aspiran a diseñar un distrito de arte al aire libre en Dharavi, el suburbio más grande Asia. “Queremos que la gente vaya a romper la visión que la gente tiene de este lugar y mostrar que es una zona que se puede visitar, que sus habitantes son independientes, tienen sus trabajos y son felices. De hecho es una de las zonas más productivas de la ciudad y una comunidad muy vibrante”.

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