Recuperar los bosques
Las tierras de la Península Ibérica son nuestro pulmón de vida futuro, recuperar los bosques es un gesto patriótico que no puede esperar
![Vista general del monte quemado en Noceda, en Os Ancares.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/U64PHRDQOUXHY7L6ZO2KFHIXIQ.jpg?auth=885d47c9e48ac844d601b84a77e3ed0c4a8834ed8214fc9a615106307fb4bebd&width=414)
Esa tierra calcinada que dejan los incendios es la expresión más sórdida del abandono de nuestras raíces. Lloramos los últimos y devastadores incendios en Portugal, Galicia, Asturias y León. Han muerto 42 personas en los últimos días a causa de estos fuegos, especialmente trágicos en Portugal, que ya perdió a 64 personas el pasado verano. En Galicia han sido cuatro los fallecidos. Desgraciadamente, estas cifras crecen, hay personas desaparecidas y otras se juegan la piel al apagarlos. El mapa del noroeste peninsular es un paisaje rico de bosques y voces que hablan los idiomas del campo y la naturaleza. Nuestra mentalidad urbanita, ajena a tantas cosas, no se está dando cuenta de todo lo que nos arrebatan las llamas de estos fuegos malévolos e intencionados, fabricados con manos asesinas. Hemos abandonado los valores del mundo agrario y a los que allí habitan. Los gallegos y los portugueses viven en continuo sobresalto sometidos por unos criminales pirómanos. La espesura vibrante que rodea los pueblos, las aldeas y parroquias representa la esencia de la vida rural, de esos orígenes que dan sentido a nuestras ricas culturas. La protección y el cuidado de los paisajes agrestes de la península Ibérica han de ser una cuestión de Estado. Portugal y España se deben hermanar en un compromiso real y efectivo con sus tierras y sus gentes, con esa tradición campestre y el legado forestal que nos representa y nos enriquece. Ambos países habitan la misma geografía rústica, y tienen que crear y llevar a cabo políticas forestales conjuntas que protejan sus zonas vulnerables. Deben educar a las nuevas generaciones para que sientan el orgullo de las culturas rurales en comunión con la naturaleza y quieran regresar a ellas. Que existir y prosperar en el campo sea una opción viable. Tenemos que financiar más contingentes de profesionales con infraestructuras reales coordinando labores de prevención, recuperación y protección de los bosques y montes. Rehacer los caminos, quitar la maleza, podar los árboles, repoblar la tierra negra de ceniza con vegetación autóctona de robles, castaños y nogales. La salud de nuestros bosques, el paisaje natural y su preservación deben ser prioritarios. Antes del fervor de las naciones está el latido de los árboles y los bosques milenarios que dieron cobijo a nuestros antepasados que no sabían de mapas y fronteras políticas. Las tierras de la península Ibérica son nuestro pulmón de vida futuro, recuperar los bosques es un gesto patriótico que no puede esperar.