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Seis consejos para que los niños disfruten del frío y no enfermen

Las bajas temperaturas frenan la eficacia de las defensas del aparato respiratorio y los gérmenes atacan con más facilidad al organismo

GETTY

Parece que, por fin, las bajas temperaturas llegarán en estos días, tras un veroño que ha vaciado nuestros embalses y ha favorecido que se quemen muchos campos. A pesar, del anhelo de muchos por la llegada del frío y la lluvia, muchos padres suelen temer su llegada por los efectos que este pueda tener en sus retoños. Mucosidad, tos, infecciones respiratorias, gripe o asma reaparecen en invierno. Comienza así la batalla para proteger a los niños de los que parecen ser males invernales.

“Pero, las bajas temperaturas no son la causa originaria de las enfermedades respiratorias, sino la llegada de ciertas epidemias, como la gripe, que por lo general hacen su aparición en otoño e invierno”, explica Iván Carabaño, jefe de Servicio de pediatría del Hospital Universitario Rey Juan Carlos-Hospital general de Villalba. La causa más directa de que los niños padezcan más enfermedades, sobre todo de tipo respiratorio, en invierno es que “el frío dificulta los movimientos de los cilios, que son una especie de pelitos muy finos que recubren por dentro el aparato respiratorio, cuya función es atrapar los gérmenes y expulsarlos, pero que con las bajas temperaturas permanecen agarrotados, por lo que no cumplen su función con eficacia”, aclara el pediatra.

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El frío puede resultar un desencadenante de enfermedades infecciosas, sobre todo respiratorias como la bronquitis. “Las bajas temperaturas también pueden provocar crisis de asma y enfermedades cutáneas, como la dermatitis atópica”, explica María Rosa Albañil Ballesteros, pediatra y miembro de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap).

El frío no es el enemigo de las defensas de los niños es tan solo una situación climatológica que se caracteriza por las bajas temperaturas. Por regla general, los niños son menos vulnerables al frío que los adultos. Tienden a ser más activos; corren más, saltan y eso les facilita el entrar en calor. Pero los recién nacidos menores de un mes son una excepción, ya que regulan peor su temperatura corporal y si no los abrigamos suficientemente, pueden sufrir un cuadro de hipotermia.

Sin embargo, los pequeños pueden disfrutar del invierno con unas sencillas pautas para evitar que enfermen, entre ellas:

  1. Salir a la calle, aunque haga frío. En países nórdicos, como Suecia o Finlandia, donde el frío es la tónica general todo el año, se acostumbra a los niños, incluidos a los de corta edad, a salir a la calle todos los días, aunque la climatología sea adversa. No hay inconveniente en exponerse al frío, ya que de esta manera se mejora la adaptabilidad del niño a las bajas temperaturas.
  2. Abrigar las zonas del cuerpo más vulnerables al frío. Manos, pies y oídos, son partes del cuerpo más vulnerables al frío. Cubrir estas zonas con guantes, calzado adecuado y gorro es la forma de evitar la aparición de sabañones (lesiones en la piel) u otitis.
  3. Varias capas de ropa para aislar mejor el cuerpo del frío. Un niño puede salir a la calle aunque haga mucho frío o nieve si está bien protegido frente a la humedad y las bajas temperaturas. Lo ideal es el truco de varias capas de ropa, aunque sean finas. De esta manera, se crea una cámara aislante de aire entre una prenda y otra.
  4. Dormir con la ropa adecuada según la temperatura del dormitorio. El pijama del niño/a debe ser acorde a la temperatura ambiental del dormitorio. Si se carece de climatización, la prenda de dormir puede ser gruesa. En caso de que la habitación esté bien caldeada es suficiente con un pijama liviano. Con los bebés menores de un año, es recomendable que la temperatura de la habitación no supere los 24 grados para prevenir la denominada muerte súbita de los lactantes.
  5. Alimentación equilibrada para tener las defensas en forma. Los productos milagro para potenciar la efectividad de las defensas no existen. Pero una alimentación variada y equilibrada que contenga todos los nutrientes que el niño precisa para su correcto desarrollo favorece un sistema inmunológico en forma y eficaz.
  6. Vacunas al día para evitar enfermedades infecciosas. El calendario de vacunación del niño actualizado es un escudo protector contra enfermedades infecciosas, como el sarampión o la varicela.

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