Homofobia en el Gobierno de Marruecos
El ministro de Derechos Humanos, Mustafá Ramid, tacha de “basura” a los homosexuales
Mustafa Ramid, ministro de Derechos Humanos por el islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD), no se molesta en esconder su homofobia. El pasado 28 de septiembre un periodista le preguntó acerca de la recomendación de la ONU para eliminar el artículo del Código Penal que castiga con cárcel las relaciones sexuales entre personas del mismo género. Y Ramid respondió que no había que darle importancia al tema y que los homosexuales son “basura”.
El PJD encabeza la coalición gubernamental de seis partidos que gobierna Marruecos. Ningún responsable de ninguna formación ha pedido la dimisión del ministro. Sin embargo, 154 asociaciones vinculadas a la lucha por los derechos humanos han suscrito una carta dirigida a la fiscalía para que abra una investigación sobre las declaraciones del ministro. Otros organismo como la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) han hecho un llamamiento al rey, Mohamed VI, para que ponga en práctica las prerrogativas que le confieren la constitución de 2011 y proteja a los homosexuales ante la discriminación.
En 2015, durante una entrevista radiofónica, el mismo ministro ya aconsejó una solución para aquellos que tienen “una voz grave masculina y por dentro se sienten mujeres”: que cambien de sexo.
En septiembre, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU recomendó también a Marruecos reformar la ley que discrimina a los bebés nacidos fueran del matrimonio, conocidos como “hijos del pecado”. Las madres solteras están consideradas poco menos que prostitutas y sus hijos no tienen derecho ni a pensiones ni a herencias del padre. Para colmo, la semana pasada un tribunal de apelación en Tánger rechazó la sentencia de un juez que el pasado marzo obligaba al padre biológico a indemnizar con el equivalente a 9.500 euros al niño no reconocido. La bocanada de aire fresco que introdujo aquella sentencia en el sistema judicial marroquí duró poco tiempo. Los hijos nacidos fuera del matrimonio y los homosexuales siguen siendo vejados, humillados y marginados, con permiso de la ley.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.