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¿Conductores sin alternativas ante el cierre del centro de Madrid?

El anuncio de la gran Área de Prioridad Residencial ha generado un cruce de acusaciones entre el gobierno municipal y la oposición

Carteles que indican la entrada al Área de Prioridad Residencial (APR) en Madrid.
Carteles que indican la entrada al Área de Prioridad Residencial (APR) en Madrid.Kike Para
Pablo León

El Ayuntamiento de Madrid anunció la semana pasada la instauración de una gran Área de Prioridad Residencial que cerrará al tráfico de paso la zona centro de la capital a partir de junio de 2018. Los portavoces de la oposición en el Consistorio (Ciudadanos y PP), además de describir la medida como “ideológica”, han lamentado que “no se den alternativas a los 170.000 conductores madrileños”. Para llegar al distrito Centro sin coche actualmente se pueden usar: cinco estaciones de Cercanías; 24 de metro; 40 líneas de EMT o 50 bases de BiciMad, según un recuento realizado por En Bici Por Madrid. Además de los servicios de taxi, Uber, Cabify, alguna de las empresas de motos de alquiler (Muving, Ecooltra) o de carsharing (Car2Go, Emov).

La supuesta carencia de alternativas sigue el argumentario marcado por Esperanza Aguirre, exportavoz de los populares en el Ayuntamiento. Aguirre declaró, durante uno de los episodios de contaminación que obligó a limitar el acceso a la almendra central a los vehículos con matricula par, estar “atrapada” en su casa de Malasaña. No mencionó que esa normativa, aunque fue aplicada por primera vez por Carmena (Ahora Madrid), se aprobó durante el mandato de Ana Botella (PP).

Como en esa ocasión, ahora tampoco se ha mencionado que las Áreas de Prioridad Residencial comenzaron a aplicarse con Gallardón (PP), continuaron con Botella y ahora acaban de blindar el centro con Carmena. “El PP se impugna a sí mismo”, dijo ayer Inés Sabanés, actual responsable municipal de Medio Ambiente y Movilidad, que describió la reacción de C´s y PP como “un comportamiento profundamente ideológico”. “El dominio del coche privado forma parte de un planeamiento desfasado, de los años ochenta, que no es moderno, sostenible ni saludable”, añadió Sabanés.

Todas las grandes ciudades —de Nueva York a Londres, pasando por Copenhague, Berlín o París— están limitando el uso de los vehículos a motor en sus centros urbanos. Ante los graves problemas de contaminación y de congestión que atenazan las metrópolis del mundo, sus respectivos alcaldes, de diferentes signos políticos, han tomado decisiones en la misma dirección. No es ideología, sino un cambio de paradigma. 

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Sobre la firma

Pablo León
Periodista de EL PAÍS desde 2009. Actualmente en Internacional. Durante seis años fue redactor de Madrid, cubriendo política municipal. Antes estuvo en secciones como Reportajes, El País Semanal, El Viajero o Tentaciones. Es licenciado en Ciencias Ambientales y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Vive en Madrid y es experto en movilidad sostenible.

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