Merkel y el arte de gobernar
Sabemos que la existencia de muchos partidos en el Parlamento suele dificultar la formación de gobiernos
Los resultados electorales en Alemania del pasado domingo repiten el patrón de otras elecciones en Europa: aumentan los partidos con representación en el Parlamento y asciende la derecha populista. Este escenario pone de manifiesto una contradicción en el contexto político actual entre, por un lado, la simplificación del discurso político que aporta el populismo, y, por otro, la creciente complejidad para gobernar en parlamentos más fragmentados.
El análisis sobre estas elecciones ha estado protagonizado por el llamativo ascenso del partido de ultraderecha Alternativa por Alemania (AfD). Sin embargo, quizás no sea esta la única lectura sobre los resultados. La fortaleza electoral del AfD, como señalan algunos analistas, puede debilitarse por las divisiones internas y por la fragilidad de la coalición de intereses sobre la que se sostiene. El verdadero cambio en Alemania en estas elecciones se encuentra en la fragmentación del sistema de partidos.
Sabemos que la existencia de muchos partidos en el Parlamento suele dificultar la formación de gobiernos, reduce su supervivencia cuando se encuentran en minoría y, en definitiva, complica la tarea de hacer política. Pero, además, la fragmentación cambia la naturaleza de los grandes partidos, los convierte en partidos menos nacionales, más regionalizados en la distribución de sus apoyos. Piénsese, por ejemplo, en el SDP o, más cerca, en el PSOE: su descenso electoral les recluye en ciertos territorios, donde se concentran sus votos: al PSOE en Andalucía, y al SPD en los Estados del Noroeste. La transversalidad de sus votos se reduce.
El riesgo de tener más partidos no solo es tener menos política, al dificultar la formación de mayorías. También que se debilite la transversalidad en las coaliciones de intereses que los partidos representan. Queda un sistema más poliédrico ideológica y territorialmente, menos cohesionado. Un “lío” para gobernar o una “algarabía” legislativa, que diría Rajoy. Pero, sobre todo, una realidad en Alemania y en Europa que hoy en día desafía a quienes, como Merkel, tengan que manejarse en el arte de gobernar. @sandraleon_
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