Y las jugadoras dijeron basta
La selección danesa de fútbol femenino se planta ante la Federación para conseguir la igualdad salarial
Las mujeres ganan, de media, alrededor de un 20% menos que los hombres. Y a eso se puede sumar una mayor dificultad para encontrar trabajo o para ascender: solo el 25% de los puestos directivos están ocupados por mujeres y solo hay un 4% en cargos de dirección general en las empresas incluidas en la lista Fortune 500. Son un 23% de los escaños parlamentarios. Y ganan 77 céntimos por cada dólar que ganan los hombres por el mismo trabajo. Con estas cifras globales, ¿por qué iba a ser diferente el fútbol?
No, no es ninguna excepción, a pesar de que las raíces de su variante femenina son casi tan profundas como las de la masculina. Cada vez más, hay quienes dicen basta. En esta ocasión, la selección femenina de fútbol de Dinamarca. Desde hace varias semanas reclama un nuevo convenio con la Federación del país nórdico (DBU) y en él, uno de los requisitos imprescindibles es la igualdad salarial, por la que llevan peleando desde diciembre del pasado año, y para lo que han obligado a la institución a sentarse a negociar.
La organización deportiva danesa ofreció una subida del 46% en el salario, pero el sindicato reclamó un aumento del 342%. Aunque se desconocen las cantidades y ese porcentaje puede hacer saltar las alarmas de cualquiera, la capitana Pernille Harder aseguró en un comunicado que el objetivo no es hacerse millonarias: “Se trata de que no tengamos que compaginar el fútbol con otro trabajo y centrarnos al 100% en este deporte”.
Ya en el pasado mes de julio las jugadoras publicaron Si yo fuera un hombre, un vídeo en el que contaban qué no hubieran vivido ni vivirían en la actualidad de no haber nacido mujeres. “No se habrían reído de mí cuando dije que quería dedicarme al fútbol”. “Tendría ahorros suficientes al finalizar mi carrera”. La desigualdad salarial no es sino otro aparente imperativo de esa circunstancia biológica, y la selección femenina no parece dispuesta a acatarlo.
El pasado viernes 15 de septiembre se negaron a disputar un encuentro amistoso con Holanda, como acción de protesta; ya el pasado miércoles sí jugaron ante Hungría, probablemente porque era clave en la clasificación para el Mundial. No solo lo jugaron, sino que vencieron por 1-6. Ahora quieren ganar a la desigualdad en el fútbol. Un duelo mucho más complicado que no se queda en el desequilibrio en los sueldos: hay una enorme disparidad en la cobertura mediática y en las inversiones de patrocinadores y de las propias federaciones.
Por el momento, según publica la DBU, ninguna de las partes hará declaraciones acerca de esta situación “hasta lograr la mejor solución posible para el beneficio de toda la comunidad del fútbol”. Pero antes de que la federación y los jugadores llegaran a ese acuerdo de “silencio mediático”, la selección masculina de fútbol ya se había pronunciado al respecto; lo hizo con un apoyo total a la lucha de las jugadoras. A través de la Asociación de Futbolistas y en un comunicado oficial ofrecieron reducir su sueldo anual algo más de 67.000 euros (500.000 coronas) con el objetivo de que estuvieran equiparados.
Fuld støtte til @PernilleMHarder og spillerne på kvindelandsholdet 💪#unity #sammenhold https://t.co/ukf36CBTJu
— Simon Kjær (@simonkjaer1989) September 15, 2017
La Federación todavía no ha respondido; mientras, el gesto ha sido muy aplaudido por sus seguidores. El futbolista Simon Kjaer, actualmente en la plantilla del Sevilla y capitán de la selección, ejerció de portavoz en el comunicado en el que hacían la proposición: “Somos los dos equipos nacionales, estamos juntos y nos responsabilizamos los unos de los otros. Ahora, la DBU también debe estar a la altura de sus responsabilidades. Les damos la oportunidad de hacer esto, y conseguir que el acuerdo quede cerrado con la oferta que les presentamos. Por el bien del fútbol danés”.
Tal vez, por el bien del fútbol danés, la solución no debería pasar por hacer un corta y pega en los sueldos. Más allá del debate sobre las cifras astronómicas en este o en cualquier otro deporte, la consecución de derechos para unos, en ningún caso, debería perjudicar lo conseguido por otros. En los pasitos que poco a poco se dan por la igualdad, el mal de muchos, consuelo de tontos no funciona, aunque la voluntad sea buena y el gesto les honre.
Otros casos
Y en Estados Unidos
La selección femenina de fútbol de Dinamarca no ha sido la única que ha puesto sobre la mesa la desigualdad que sufren los equipos de mujeres en comparación a sus homólogos masculinos. En España, el último caso que produjo indignación fue el que desveló el diario Público sobre la prima para las jugadoras del Atlético de Madrid por ganar la Liga: 1.352,28 euros (54 euros por cabeza). Una cifra bastante ridícula, sobre todo si se compara con los 300.000 euros que recibió cada futbolista del Real Madrid por conquistar el campeonato doméstico masculino.
Por ello, al leer los perfiles de algunas campeonas en redes sociales uno se encuentra con varios casos como el de Silvia Meseguer: "Jugadora del Atlético de Madrid, de la Selección Española y Estudiante de Medicina en la UAM".
“No hay ninguna razón legítima que pueda explicar esta diferencia en los sueldos”, se quejaron cinco jugadoras de la selección estadounidense de fútbol femenino en abril del pasado año. Combinado con tres Mundiales y cuatro oros olímpicos en su palmarés que cobraba un 40% menos que la selección masculina.
Las cinco integrantes de la plantilla presentaron una demanda por discriminación salarial y un mes después el Senado aprobó una resolución en la que se instaba a la Federación estadounidense a eliminar de forma inmediata esta disparidad y a tratar a todos los deportistas con el mismo respeto. Ambas partes llegaron a un acuerdo, aunque nunca se hicieron públicos los detalles.
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