Ni de aquí, ni de allí
Un migrante nunca descarta la posibilidad de volver
La primera vez que vi a Gabi y a Sinar el reloj marcaba las tres de la madrugada. Todavía teníamos el sueño pegado a los ojos. Nos montamos en su coche, con su hijo pequeño, y viajamos a la casa de otro amigo, a unas tres horas de Bogotá. Era Semana Santa. Compartimos días de piscina, comida española, colombiana, árabe, venezolana, mexicana… En esa cocina no había fronteras. Recuerdo especialmente las largas sobremesas después de comer. Los momentos para hablar de la vida, también de Venezuela. Sinar nació en Colombia, pero se crió en Venezuela. Gabi nació y se crió en Venezuela. Ahora viven en Bogotá.
En aquella mesa Gabi contó una historia que entonces me pareció solo una anécdota. Hace más de dos años que no vuelve a Caracas. En este tiempo, se le ha caducado el pasaporte. La maraña burocrática en la que se ha convertido su país le obliga a volver a Venezuela para renovar el documento. No quiere. Su dilema, en ese momento, era solicitar la nacionalidad colombiana, cambiar de pasaporte y, de alguna manera, renunciar a otras muchas cosas.
Unos meses después, he comprendido que no era solo una anécdota. Sinar, en una entrevista para Radio Ambulante, le pregunta a Gabi qué palabras le vienen a la cabeza cuando piensa en Venezuela. “Comodidad. Belleza. Lo que pasa es que… creo que el país que yo recuerdo ya no existe…”. Él interrumpe la grabación, protege a su mujer y dice: “¿Cómo le explico que uno puede llegar a sentir una suerte de pertenencia? Y esta es otra verdad: un migrante nunca descarta la posibilidad de volver”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.