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El cuento de 'Álex' y la escritora Ana Esteban

La narradora Ana Esteban pasea a su braco de Weimar, 'Álex', por la Casa de Campo de Madrid.
Andrés Fernández Rubio

LA LITERATURA ESTÁ llena de perros protagonistas y, algunas veces, hasta narradores”, comenta la escritora Ana Esteban (Madrid, 1964). Su braco de Weimar, Álex, un perrazo de ojos claros y porte principesco, corre con una rama en la boca en esta mañana soleada en la Casa de Campo de Madrid. Si Álex nos contara su vida, diría que nació en una finca vinícola de Albacete; y que fue el más grande de la camada; y que con apenas dos meses, cuando aún tenía unos ojos increíblemente azules, fue entregado a su dueña como regalo de un amigo.

Y ahora es ella, narradora cuyo último libro de cuentos se titula Peces de charco (Baile del Sol), la que le quita la palabra a su mascota. “Hace ocho años estaba en un momento de cambio, me acababa de separar, me mudaba de casa, y en ese periodo extraño de mi vida llegó Álex y me dije: ‘Qué hago yo ahora con un perro’. Pero fue muy sencillo. Aunque, eso sí, creció muchísimo, y a medida que él crecía, mi casa iba decreciendo”, bromea la autora de los títulos Es solo lluvia (Debate, 2001) y La luz bajo el polvo (Ediciones del Viento, 2006). “Álex me ha acompañado mucho durante todo este tiempo. Es muy cariñoso y siempre está pendiente de mí”.

Flush, de Virginia Woolf; Charley, de John Steinbeck; Tulip, de J. R. Ackerley, y Mister Bones, de Paul Auster, son algunos de los nombres de canes literarios que cita Esteban, quien ahora está escribiendo una novela en la que uno de los personajes tiene una relación muy intensa con su perro. Y, claro está, Álex, con su “bondad e inteligencia”, le está sirviendo de inspiración.

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