Reivindicar a Antonio Machado
Tal vez sea el momento de reivindicar de nuevo la figura señera de Antonio Machado. Cuando trabajé como profesor en Cataluña, fui varias veces con mis alumnos a visitar su austera tumba en Collioure y no podía pensar entonces en que en esa querida tierra alguien propusiera borrar un día su nombre del callejero. Desde febrero de 1938, Machado vivió en Barcelona y, casi un año después, tuvo que atravesar la frontera francesa como tantos otros derrotados en nuestra infausta Guerra Civil. Su triste y solitaria muerte en el país vecino ha sido siempre un símbolo de aquella terrible tragedia. Uno se puede imaginar, y siente un cierto escalofrío, el tipo de sociedad futura que tienen en la mente quienes hacen estas excluyentes propuestas.— Carlos Bravo Suárez. Graus (Huesca).
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