El avispón que mata a 40 personas al año
Armado con un terrorífico aguijón, este insecto está emparentado con la avispa asiática, que diezma la población de abejas en España
El animal más peligroso de Japón es un insecto: el avispón asiático gigante (Vespa mandarinia).Conocido también como "matayaks", mide cinco centímetros y está armado con un terrorífico aguijón con el que asesta dolorosas picaduras causantes de la muerte de cuarenta personas al año en Japón. Es un despiadado depredador que, en grupos de unos treinta individuos, arrasa colonias enteras de abejas decapitando a sus defensoras con sus poderosas mandíbulas. La abeja japonesa (Osmia cornifrons) ha desarrollado una original estrategia de defensa: permiten que los avispones entren en la colmena, y entonces hacen vibrar sus alas al unísono, aumentando con el frotamiento la temperatura del interior hasta los 47º C, más de lo que el invasor puede soportar (ellas aguantan hasta los 48º C). Armado con un terrorífico aguijón, causa la muerte de cuarenta personas al año en Japón
Su prima, la avispa asiática (Vespa velutina), llegó a España en 2010 procedente de china y hace estragos en el campo mientras la ciencia busca cómo combatirla.
Avispas secuestradoras
La avispa esmeralda (Ampulex compressa) es el terror de las cucarachas. Como la cucaracha es mucho más grande que ella y no puede arrastrarla, usa su veneno neurotóxico para convertirla en un zombi; después, le corta los extremos de las antenas y, manejándolas como las bridas de un caballo, la conduce hasta su madriguera, ¡arre! Más tarde pone los huevos en el tórax de la cucaracha y cierra su guarida con piedras hasta que salen las crías, qué monas, y se la comen viva, empezando primero por los órganos no vitales, para que les dure más. Para arrear a su presa, la avispa esmeralda pica a la cucaracha en un ganglio torácico que deja semiparalizado el primer par de patas; esto facilita una segunda picadura en un punto cuidadosamente escogido del cerebro, el que controla el reflejo de escape.
Cazadoras de tarántulas
No es el único himenóptero que hace estas cosas. Las avispas del género Pepsis alimentan a sus bebés con tarántulas vivas a las que paralizan con su veneno tras un pelea en el que, aunque la araña es mucho mayor que la avispa, casi siempre gana mamá. Holcocephala fusca, alias mosca asesina, es pequeña y parece una mosquita muerta, pero en realidad se trata de un feroz depredador: los asílidos, la familia de insectos dípteros a la que pertenece, persiguen a sus presas ‑moscas, abejas, avispas, libélulas, saltamontes‑ como helicópteros de combate gracias a dos alas atrofiadas que funcionan como giróscopos y les permiten realizar vuelos vertiginosos. Tras derribar a sus víctimas, inyectan con la probóscide una saliva con enzimas neurotóxicas que las paraliza y las prepara para la digestión.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.