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Blogs / El Viajero
El viajero astuto
Por Isidoro Merino

El avispón que mata a 40 personas al año

Armado con un terrorífico aguijón, este insecto está emparentado con la avispa asiática, que diezma la población de abejas en España

Isidoro Merino
Getty Images

El animal más peligroso de Japón es un insecto: el avispón asiático gigante (Vespa mandarinia).Conocido también como "matayaks", mide cinco centímetros y está armado con un terrorífico aguijón con el que asesta dolorosas picaduras causantes de la muerte de cuarenta personas al año en Japón. Es un despiadado depredador que, en grupos de unos treinta individuos, arrasa colonias enteras de abejas decapitando a sus defensoras con sus poderosas mandíbulas. La abeja japonesa (Osmia cornifrons) ha desarrollado una original estrategia de defensa: permiten que los avispones entren en la colmena, y entonces hacen vibrar sus alas al unísono, aumentando con el frotamiento la temperatura del interior hasta los 47º C, más de lo que el invasor puede soportar (ellas aguantan hasta los 48º C). Armado con un terrorífico aguijón, causa la muerte de cuarenta personas al año en Japón

Su prima, la avispa asiática (Vespa velutina), llegó a España en 2010 procedente de china y hace estragos en el campo mientras la ciencia busca cómo combatirla.

Avispas secuestradoras

La avispa esmeralda (Ampulex compressa) es el terror de las cucarachas. Como la cucaracha es mucho más grande que ella y no puede arrastrarla, usa su veneno neurotóxico para convertirla en un zombi; después, le corta los extremos de las antenas y, manejándolas como las bridas de un caballo, la conduce hasta su madriguera, ¡arre! Más tarde pone los huevos en el tórax de la cucaracha y cierra su guarida con piedras hasta que salen las crías, qué monas, y se la comen viva, empezando primero por los órganos no vitales, para que les dure más. Para arrear a su presa, la avispa esmeralda pica a la cucaracha en un ganglio torácico que deja semiparalizado el primer par de patas; esto facilita una segunda picadura en un punto cuidadosamente escogido del cerebro, el que controla el reflejo de escape.

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Cazadoras de tarántulas

No es el único himenóptero que hace estas cosas. Las avispas del género Pepsis alimentan a sus bebés con tarántulas vivas a las que paralizan con su veneno tras un pelea en el que, aunque la araña es mucho mayor que la avispa, casi siempre gana mamá. Holcocephala fusca, alias mosca asesina, es pequeña y parece una mosquita muerta, pero en realidad se trata de un feroz depredador: los asílidos, la familia de insectos dípteros a la que pertenece, persiguen a sus presas ‑moscas, abejas, avispas, libélulas, saltamontes‑ como helicópteros de combate gracias a dos alas atrofiadas que funcionan como giróscopos y les permiten realizar vuelos vertiginosos. Tras derribar a sus víctimas, inyectan con la probóscide una saliva con enzimas neurotóxicas que las paraliza y las prepara para la digestión.

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Sobre la firma

Isidoro Merino
Redactor del diario EL PAÍS especializado en viajes y turismo. Ha desarrollado casi toda su carrera en el suplemento El Viajero. Antes colaboró como fotógrafo y redactor en Tentaciones, Diario 16, Cambio 16 y diversas revistas de viaje. Autor del libro Mil maneras estúpidas de morir por culpa de un animal (Planeta) y del blog El viajero astuto.

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