Insignias vietnamitas en el Pentágono
Los lazos entre Hanoi y Washington son cada vez más estrechos y la traumática intervención militar estadounidense empieza a formar parte del pasado
La paz con honor que anunció Nixon en 1973 para referirse al fin de la intervención militar en Vietnam —uno de los mayores traumas en la conciencia militar y colectiva de EE UU— no incluía la promesa de enviar un portaaviones al país del sudeste asiático. Eso es precisamente a lo que se comprometió para el próximo año el secretario de Defensa de EE UU, Jim Mattis, cuando recibió en el Pentágono a una decena de militares vietnamitas. El guardarropa se llenó con sus gorros.
La visita de Bill Clinton, al final de su segundo mandato, a Hanoi condujo la relación entre los dos Estados a una nueva fase. Fue Obama quien terminó con el embargo comercial y armamentístico al país de 90 millones de habitantes y logró, tras su visita el año pasado, que la población vietnamita —el 85% nació después de la guerra— tuviera una opinión más favorable sobre EE UU.
A la par que mejoraron las relaciones con Washington lo hizo su economía, que ha entrado en una etapa aperturista apoyada en el retorno de algunos de los dos millones de estadounidenses de origen vietnamita —la mayoría descendientes de los refugiados tras la caída de Saigón—. Los puertos norteamericanos ya son el principal destino de sus exportaciones y las universidades de EE UU son la primera opción para los vietnamitas que estudian en el extranjero.
China observa con recelo los lazos entre Hanoi y Washington. El lunes, en el marco de la cumbre de ASEAN en Manila, Pekín canceló a última hora una reunión bilateral de su delegación y la vietnamita. En junio, la presión diplomática de la primera potencia asiática forzó a Repsol —que ya había invertido 27 millones de dólares— a paralizar las prospecciones encargadas por Vietnam que estaba realizando en el mar de China Meridional, una zona marítima en la que el expansionismo chino también choca con los intereses de Filipinas, Indonesia, Malasia, Taiwán o Brunei.
La imagen de EE UU en el mundo se ha desplomado con Trump, pero en Vietnam ha seguido mejorando y es hoy el país cuyos habitantes confían más en Washington. La juventud tiene claro que prefiere lo americano frente a lo chino. Y parece que la cúpula militar también.
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