Jordan Barrett, el hijo de un narco que triunfa en la moda
Con solo 20 años, el australiano fue elegido el mejor modelo de 2016 y es uno de los maniquíes más solicitados de la industria
El australiano Jordan Barrett es uno de los modelos más cotizados en la industria de la moda. Models.com, la biblia de los modelos, lo escogió maniquí del año en 2016 y con solo 20 años ya ha posado para los fotógrafos más reconocidos, como Mario Testino, Mert & Marcus, Steven Klein o Peter Lindberg, protagonizando portadas para las revistas más repuntadas de la industria. Cuenta con casi medio millón de seguidores en su cuenta de Instagram y se le ha relacionado con las estrellas más grandes del mundillo, incluyendo Kate Moss, Paris Hilton y Hailey Baldwin.
Pero no todo son luces y éxitos en la vida de este australiano que disfruta en su tiempo libre del surf y el skate. Entre las sombras del que es considerado uno de los modelos con mayor proyección destaca su ascendencia ligada al narcotráfico. Su padre, Adrian Barrett, es el líder de uno de los sindicatos de droga más ricos de Australia. En 2013, una operación policial desmanteló toda la red después de un año de seguimiento. Se arrestó a 38 personas, que sumaron un total de 278 cargos. El cártel centraba su principal interés en la marihuana y el cannabis, y en el procedimiento se incautaron, además, unos 500.000 dólares en efectivo (unos 422.000 euros al cambio), armas, un Ferrari y demás sustancias ilícitas como éxtasis, cocaína, anfetaminas o heroína.
Las cabezas visibles del sindicato eran el padre de Barrett y su madrastra, Allison Cale, que utilizaban una tienda de cultivo de plantas en el sureste de Queensland como tapadera. Ambos fueron condenados a ocho años de prisión por tráfico de sustancias peligrosas.
El juez no encontró pruebas o evidencias para implicar al hijo de Barrett, por lo que Jordan, entonces con 17 años, logró no ensuciarse con la historia de película que se vivía en su casa. En esos momentos ya comenzaba a trabajar como modelo de forma discreta, aunque no fue hasta 2015, con 19 años, cuando despegó definitivamente en el mundo de la moda protagonizando sesiones de fotos para las revistas VMA, Arena y Homme.
Un agente le descubrió con solo 14 años, y vio el potencial del entonces adolescente en el momento el que el joven se disponía a robar cerillas para fumar. Le dio una tarjeta de contacto que el joven ignoró, pero un tiempo después su madre pensó que su estilo desenfadado y sus 1,88 metros de altura le abrirían las puertas de una vida de sesiones de fotos, desfiles y pasarelas. Y no iba desencaminada viendo el largo recorrido realizado en estos pocos años, en los que ha trabajado para firmas como Tom Ford, Tommy Hilfiger, Balmain, Versace o Moschino.
Este año, de momento, además de disfrutar de trabajar en desfiles y protagonizar diferentes campañas con otras jóvenes y famosas modelos como Stella Maxwell, destaca su asistencia como invitado especial a la gala Amfar en Cannes 2017 y una de sus mayores proyecciones: ser la nueva imagen de las fragancias 1 Million y 1 Million Privé, de Paco Rabanne —dos de las más exitosas de la industria—.
Se trata de un perfume que ha uniformado olfativamente a toda una generación, la de los millennialls, de la que el australiano no forma parte por los pelos (él nació en 1996, año que ya no se considera parte de esta generación). "1 Million es la fragancia favorita de mis hermanos mayores y cuando llegué a la adolescencia, mi madre también me la compró a mí. A todo el mundo le encanta y ¿quién no quiere tener esa botella dorada? Me alucina haber llegado a ser la cara de este perfume", relataba el australiano el pasado mes de julio para ICON.
Su próximo reto, como él mismo ha asegurado en más de una entrevista, es el cine. Siguiendo el camino ya andado por colegas de profesión como Andrés Velencoso y Jon Kortajarena, ser actor es uno de los mayores deseos de Barrett, y cuando le preguntan por quiénes son sus intérpretes de referencia no duda en ensalzar a Leonardo DiCaprio, con quien le han comparado en más de una ocasión por su parecido físico. Seguro que al australiano no le importaría acabar viviendo como Richard, el personaje que DiCaprio interpreta en La Playa: un joven vividor cuya única preocupación es disfrutar cada día del paradisiaco paisaje de la isla secreta.
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