Verónica Echegui: “Yo no acepto papeles por dinero”
Empezó siendo la poligonera más querida del cine español y 11 años después la actriz continúa trabajando solo en aquello que le interesa
El Hotel Osuna es un reducto de Madrid anclado en otro tiempo. Su piscina, rodeada de cabañas encaladas de blanco, parece sacada de una película de los sesenta en technicolor, un sueño californiano en un barrio del este de Madrid, Alameda de Osuna, que es un oasis en una ciudad donde no abundan los árboles. La sensación de irrealidad crece con Verónica Echegui nadando ante la mirada curiosa de los huéspedes. La mayoría son extranjeros y casi se puede adivinar que están pensando cuál será el nivel de fama de esa mujer a la que se fotografía mientras posa en el agua.
"En el colegio pensé: ‘No hagas nada raro. No llames la atención y te dejarán en paz’. Todavía sigo quitándome eso de encima. Son los mensajes que recibimos desde pequeños"
Habría que contarles que hace ahora 11 años que empezó a sonar su nombre. Era la Juani, aquel personaje en el que el director Bigas Luna sintetizó su fantasía romántica sobre los adolescentes poligoneros españoles. A Bigas Luna se le atribuía el descubrimiento de Penélope Cruz y era especialista en personajes femeninos muy raciales y eróticos. Para Yo soy la Juani eligió a una desconocida de 23 años. La jugada le salió bien. Y ese papel es todavía hoy el hijo predilecto de Echegui. “A la Juani le tengo un amor tremendo. Bigas había creado lo que él llamó un ‘icono ibérico’. Tuvo mucha magia. Aunque hubo momentos de terror, porque se empeñó en presentarme en público antes de rodar. Y yo pensaba: ‘A que me está vendiendo como si fuera la leche y resulta que soy una mierda”.
Antes de aquello era Verónica Fernández Echegaray. Madrileña, hija de un abogado y una funcionaria. “Yo quería ser actriz desde los nueve años. Recuerdo estar fascinada con los anuncios de la tele. Pensaba que ahí detrás pasaban todo el rato cosas muy interesantes”. Era una niña fantasiosa. “A mí no me gustaba el cole, aunque sacaba buenas notas. Hablaba con mis manos. Como si tuvieran vida. Las llamaba Bibi y Puru. Y en clase no atendía a lo que estaba pasando. Un día, una profesora nos sacó al pasillo y nos pegó. Se lo conté a mi madre y me cambió de colegio. Y en el siguiente pensé: ‘No hagas nada raro. No llames la atención y te dejarán en paz’. Todavía sigo quitándome eso de encima. Son los mensajes que recibimos desde pequeños: ‘No seas diferente, no hagas nada raro”. El suyo es, afirma, un caso de cabezonería pura y dura. “En mi casa no me dieron bola. Como insistía en actuar mi madre me mandó a una agencia. Y después de acompañarme a un casting me dijo que no lo veía, que estudiara. Tuve que esperar a los 18. Aunque con 17 me pagué un curso de improvisación con lo que me saqué trabajando en el Vips. Pero eso me ayudó mucho. Mi motor ha sido la oposición de mis padres a lo que yo quería ser”.
El 8 de septiembre se estrena su última película, La niebla y la doncella. Es un thriller rodado en La Gomera, dirigido por Andrés M. Koppel y basado en uno de los libros de Lorenzo Silva protagonizados por dos guardias civiles: el sargento Bevilacqua (Quim Gutiérrez) y la cabo Chamorro (Aura Garrido). Echegui encarna también a una agente de la Benemérita, pero el suyo es un personaje lleno de secretos. “Discutía mucho con Andrés hasta qué punto mostrar o no. Yo entiendo que el personaje por supervivencia, disimula. Pero yo me preguntaba: ‘Bueno, en qué momento empezamos a soltar’. Y ahí estuvimos midiendo un poco”.
"En este momento las críticas, por duras que sean, las llevo bien. Si a la gente las cosas no le gustan, me duele, claro. Siempre te apetece que lo que haces salga bien. Pero es parte del proceso"
La película se presentó a concurso en el Festival de Málaga de una forma algo precipitada y las críticas fueron muy duras. Tanto que el montaje que llegará a los cines no es el mismo que se vio en el festival. “En este momento las críticas, por duras que sean, las llevo bien. Si a la gente las cosas no le gustan, me duele, claro. Siempre te apetece que lo que haces salga bien. Pero es parte del proceso. Yo no acepto papeles por dinero, he tenido esa suerte. Lo hago porque me interesa, y fastidia que te den palos, pero es así”.
Ayuda también que encadena proyectos en medio mundo. Ha sido parte de las dos temporadas de la serie británica Fortitude, y ahora tiene pendiente de estreno Trust, que narra en 10 episodios el secuestro en 1973 del nieto del multimillonario J. Paul Getty. En principio, suena muy bien. “Danny Boyle produce y dirige los tres primeros. La rodamos en Londres. Yo hago de una de las novias de Getty, interpretado por Donald Sutherland. En aquella época vivía en Londres en una mansión y tenía un harén de mujeres a las que les obligaba a firmar un contrato. De momento, he tenido mucha suerte con las producciones en el extranjero”.
