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Cómo prevenir y aliviar las picaduras en los niños

Medusas, mosquitos, abejas o pulgas son clásicos del verano. Aprende a reaccionar en cada caso

Las excursiones al campo o al pantano y los días de mar con posibles plagas de medusas son algunos de los momentos en los que podemos estar expuestos a distintos tipos de picaduras. Aunque las reacciones alérgicas son poco frecuentes, si viajamos con niños conviene tomar medidas para prevenir y saber cómo aliviar el escozor y picor en cada caso, o llevar siempre en la mochila adrenalina en caso de saber que nuestro hijo es alérgico a abejas o avispas.

Los expertos recuerdan que las leyendas urbanas como aplicar orina, barro o pasta de dientes a una picadura no solo no alivian, sino que empeoran el picor y pueden provocar infecciones. Entre los remedios caseros de limitada utilidad se encuentra el vinagre y el agua salada para lavar la zona que haya estado en contacto con medusas, o el hielo, que es antiinflamatorio, tiene un ligero efecto anestésico y vasoconstrictor. Estas son las recomendaciones de los expertos para prevenir y aliviar las picaduras en los niños:

Medusas. Incluso cuando quedan varadas en la arena mantienen la sustancia irritante de su cuerpo gelatinoso, que además resulta llamativo para los más pequeños. Hay que evitar que se acerquen y las toquen y en ningún caso bañarse si los socorristas advierten de plaga en la costa. “Existe una aplicación móvil muy útil, iMedJelly, elaborada por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, que avisa de los bancos de medusas presentes en el Mediterráneo y que puede ayudar a elegir una playa u otra. Lo más habitual cuando vamos con niños es elegir aquellas playas con servicio de socorrismo, no solo por la seguridad, sino por los avisos de bancos de medusas o la primera atención si nos han picado”, explica Eduardo González Zorzano, responsable científico de los ‎Laboratorios CINFA.

“La reacción instintiva es lavar con agua dulce la zona de la picadura, pero eso empeora el efecto de la sustancia presente en los tentáculos de las medusas. Es mejor usar suero salino, agua salada, sin frotar. Si todavía tenemos los tentáculos enganchados en la piel, conviene retirarlos con guantes o con una toalla, para que no nos traspasen los filamentos tóxicos. Es importante aplicar bicarbonato al 50% con agua de mar. Y aplicar hielo a través de un pañuelo o toalla, que siempre aliviará porque es anti-inflamatorio. El escozor suele pasar en pocas horas y no debemos olvidar la fotoprotección, porque una quemadura solar sobre una picadura de medusa aumenta la irritación”, señala el experto.

Mosquitos. Además de las recomendaciones concretas para evitar al mosquito tigre (transmisor de enfermedades y presente en zonas de agua estancada), podemos encontrarnos con un niño cuajado de picaduras por mosquito común. Más allá de la molestia y picor no supone un gran problema de salud, pero para evitarlo se recomienda utilizar mosquiteras en las ventanas y carritos de bebé, apartarlos de fuentes de luz, evitar el uso de perfumes dulces y vestir a toda la familia con ropa de manga larga y tela ligera. En caso de elegir pulseras o parches repelentes —aunque científicamente no se ha demostrado su eficacia—, se pueden colocar en la cuna o cerca de la cama de los niños, pero siempre lo suficientemente lejos para que no puedan cogerlos y llevárselos a la boca.

“Los repelentes de mosquitos en espray o loción solo están recomendados a partir de los dos años de edad. Cuando son más pequeños, conviene evitar estas lociones porque su piel es muy sensible y todavía se está desarrollando. La única prevención posible a esa edad son mosquiteras y ropa de manga larga. A partir de los dos años se pueden usar repelentes como el IR3535 (que es eficaz contra moscas, mosquitos, garrapatas) con un 20% de concentración. O bien el citrodiol, también para mayores de dos años, que resulta efectivo contra mosquitos y moscas, pero solo dura cuatro horas, por lo que conviene usarlo cuando vayamos a estar expuestos. Es el único repelente natural de eficacia comprobada. El más efectivo sería el DEET, contra casi todo tipo de insectos y arácnidos, que se recomienda cuando viajamos a lugares donde habrá insectos transmisores de enfermedades. En España un repelente con concentración del 18% sería suficiente para estar protegidos contra los mosquitos durante las ocho horas de mayor exposición”, explica González Zorzano.

Himenópteros: abejas y avispas. El riesgo de una reacción alérgica grave (anafilaxia) por picadura de avispa o abeja es menor al 1%, pero no se sabe hasta que sucede. En el caso de menores con alergia ya conocida, los expertos recomiendan llevar siempre jeringas autoinyectables de adrenalina.

Los primeros síntomas son enrojecimiento e hinchazón de la zona de la picadura. Si se inflaman los ojos y se produce urticaria por todo el cuerpo, es una reacción alérgica que puede aparecer en la siguiente media hora después de la picadura, y podría complicarse si no se recibe atención médica. Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP), el riesgo por anafilaxia afecta más a niños que a adultos. Un reciente estudio publicado en Pediatric Emergency Care advierte, además, que solo la mitad de pacientes con reacción alérgica acudieron a urgencias en la siguiente hora después de la picadura y la recomendación es acudir cuanto antes.

“Si se nos acercan avispas o abejas conviene evitar los aspavientos, atacarlas o asustarlas porque pican como mecanismo de defensa. Hay que moverse despacio y apartarse”, recomienda el dermatólogo Gregorio Álvarez Fernández, del Hospital Vithas NISA Pardo de Aravaca. “Las avispas no mueren cuando pican; pueden hacerlo varias veces. Si nos ha picado una abeja tenemos que revisar si se ha quedado el aguijón clavado, retirarlo, lavar suavemente con agua y jabón y aplicar hielo porque es antiinflamatorio. El amoniaco solo alivia si se aplica en el mismo momento de la picadura. En función de la importancia de la reacción, recomendaríamos antihistamínico en pastillas y corticoides en crema”, añade. Se desaconsejan los antihistamínicos tópicos (en crema) para niños porque son fotosensibilizantes y pueden provocar manchas, eritemas y ampollas.

Garrapatas y pulgas. Ambas son habituales en zonas de campo con matorral bajo y granjas y fincas donde estemos en contacto con animales. Las pulgas pueden habitar camas y colchones viejos y dejarán una hilera de picaduras seguidas en la piel. En esos casos habría que lavar toda la ropa y tratar de aspirar y airear los colchones.

Por su parte, aunque las garrapatas suelen colonizar más a los animales que a las personas, conviene prevenir para evitar la transmisión de bacterias por su mordedura, que puede provocar la enfermedad de Lyme en el ser humano. “Si los niños van a ir de excursión entre matorrales, nada de los tobillos al aire. Mejor pantalón largo de color claro donde destaque la garrapata por su color negro”, sugiere González Zorzano. “Como las garrapatas se quedan “grapadas” en la piel, lo primero que debemos hacer es intentar extraerlas en cuanto nos demos cuenta. Para ello es necesario utilizar pinzas estériles de punta fina y curva: ir extrayendo el tronco de la garrapata suavemente, sin tirar de las patas ni retorcerla, porque si se queda parte dentro de la piel seguirá liberando bacterias. El mito de usar aceite o vaselina “para ahogar” a la garrapata no tiene ninguna base científica, no funciona y lo único que hace es aumentar el riesgo de inoculación del material infeccioso. No es muy habitual su mordedura a personas y tampoco es habitual que transmita la enfermedad de Lyme, pero este riesgo existe. Por eso si ha mordido a un niño, lo mejor es acudir al centro de salud más cercano para que retiren la garrapata correctamente y descarten el contagio por bacterias”, concluye el experto.

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