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Zendaya, de ‘it girl’ a Barbie del nuevo milenio

"La presión de ser un ejemplo para muchos no me va a impedir que sea como soy", asegura la actriz y cantante

Zendaya, en el estreno de "Spider-Man: Homecoming" en Hollywood.
Zendaya, en el estreno de "Spider-Man: Homecoming" en Hollywood.Gregg DeGuire (WireImage)
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Lo dijo a gritos el vestido que Zendaya (Oakland, 1996) lució en su primer gran estreno como actriz: para la premiere de Spider-Man: Homecoming eligió un traje de rosa Barbie brillante. O el hecho de que la también cantante salida de la factoría Disney sirva de molde para una de las famosas muñecas de la casa Mattel. Zendaya es la Barbie del nuevo milenio. La descripción no es peyorativa, al contrario. Como todo lo que hace o lo que inspira Zendaya Maree Stoermer Coleman, la californiana de 20 años lo lleva con orgullo. No hay de qué avergonzarse. “Mi único miedo era no ser lo suficientemente buena. Hasta que me di cuenta de que siempre somos lo suficientemente buenos. Que si no llegamos donde queremos llegar cuando nos ponemos una meta es porque cada uno crece a su propio ritmo”, confiesa la protagonista de K.C. Agente especiala EL PAÍS.

Ya la llaman Zoprah, una mezcla entre el nombre de Oprah Winfrey —presentadora y empresaria a la que tanto admira— y la Z de Zendaya. Y tampoco le importan las comparaciones. “Lo único que me gustaría cambiar es el presidente [de EE UU]”, apostilla salaz en referencia a Donald Trump esta activista en temas como el acoso online o la discriminación racial.

Arropada por el aire de superhéroe que le da ser parte de Spider-Man: Homecoming se lanza a compartir su verdadero deseo, que no es ni el Oscar ni el Grammy ni el Nobel de la Paz. Se conformaría con abrir las miras a su generación. Y compartir con aquellos que la siguen —41 millones de personas en su cuenta de Instagram la seguridad en sí mismos que todos deberían tener. “Mi superpoder es la empatía. Y eso supone una gran responsabilidad porque son muchos los que me miran como un ejemplo. Pero esa presión no me va a impedir que sea como soy, a expresarme como quiero. Especialmente en el campo de la moda, donde consigo encontrar mi fuerza, mi poder y mi seguridad vistiendo lo que quiero”, recalca.

Hija de profesores, le habría gustado ser maestra si el cine, la moda y la música no se hubieran cruzado en su camino. Pero la seguridad que en ella inculcaron sus padres y sus hermanos mayores le lleva a tener otro apodo, este más familiar: la llaman “abuela” por preocuparse más que nadie de sus sobrinas. Entre otras cosas, intenta darles el mejor ejemplo, a ellas y a cualquier otro joven de un país en el que, como recuerda, todos son inmigrantes. “A menos que seas un nativo, y son muy pocos los que quedan”, suelta.

Zendaya, en un estreno en Los Ángeles en 2010.
Zendaya, en un estreno en Los Ángeles en 2010.

Su padre recuperó su origen africano cambiando su nombre a Kazembe Masuda Ajamu (que significa "rey poderoso que lucha por lo que cree") cuando ella no tenía ni dos años. Y a ella la bautizaron con esa mezcla de simbolismo zen y agradecimiento que se aglutina en su nombre. Una palabra es todo lo que necesita para definirse. Y tiene una carrera por delante para hacer realidad sus deseos de igualdad e individualismo. “Es lo que me ganó de Spider-Man: Homecoming. Que habla de un mundo en el que habito, donde somos diversos y diferentes”, confiesa del giro racial que le da esta cinta a la siempre blanca y anglosajona, además de perenne, novia del hombre araña.

Su novio perfecto

Los actores Tom Holland y Zendaya, en el estreno en Barcelona de 'Spider-Man: Homecoming' el pasado junio.
Los actores Tom Holland y Zendaya, en el estreno en Barcelona de 'Spider-Man: Homecoming' el pasado junio.gtresonline

Si se hace caso a los rumores, se podría asumir que a Zendaya le gustó algo más que el guion de la película. A juzgar por el amigable juego que existe entre la actriz y el protagonista de la cinta, Tom Holland, entre ellos hay más que amistad. Ambos han bromeado con el tema en Twitter. Sin embargo, en la entrevista Zendaya es tajante: “No tengo novio”, sentencia quien empieza a estar en el punto de mira de los paparazis. La seguridad con la que lo dice es para creerla. O para darle un Oscar, especialmente cuando añade la descripción de cómo es su pareja ideal. “Espero que sea de los buenos. Sobre todo alguien capaz de entender la vida tan loca que llevo. Porque hay veces que intimido. Es esta vida dual mía donde soy una cría pero a la vez parte de una industria que te hace crecer rápido con muchas responsabilidades. Como Spider-Man”, resume quien fácilmente podría añadir a su catálogo de apodos el de Spider-Woman. Quién sabe si no lo hará en breve.

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