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Blogs / Cultura
Del tirador a la ciudad
Coordinado por Anatxu Zabalbeascoa

Cómo reducir el consumo energético en un edificio

La arquitecta Sara Velázquez Arizmendi de VArquitectos, coautora del primer edificio de viviendas Passivhaus levantado en España, explica el proceso para reducir el gasto energético a casi cero

Anatxu Zabalbeascoa
De izquierda a derecha, German Velazquez Arteaga, Sara Velázquez Arizmendi, Silvia Mingarro Cuartero y Germán Velazquez Arizmendi, componentes de VArquitectos.
De izquierda a derecha, German Velazquez Arteaga, Sara Velázquez Arizmendi, Silvia Mingarro Cuartero y Germán Velazquez Arizmendi, componentes de VArquitectos.

“Si en una vivienda antigua juntáramos todas las fisuras por las que se infiltra el aire en un solo hueco, tendríamos una ventana de 40x40 centímetros permanentemente abierta al exterior. En una vivienda pasiva, el hueco que suma las grietas se reduce al equivalente de una ventana de 4x4 centímetros”. Sara Velázquez Arizmendi (1973), arquitecta del estudio VArquitectos aclara las principales dudas sobre cómo construir edificios de casi nulo consumo energético. Asegura que tiene el título que la habilita para diseñar edificios Passivhaus, pero que en ese tema, su formación en sostenibilidad ha sido autodidacta “con cursos, estudio y mucha lectura”. Desde Pamplona, explica a EL PAÍS, los pasos para diseñar y construir con la máxima eficiencia energética.

ANTES: Las decisiones en las etapas tempranas de diseño tienen mayor repercusión en el ahorro energético.

1-La ubicación del edificio en la parcela permite alejarnos de las sombras de otros, orientar la fachada sur con el menor desvío o protegernos de vientos dominantes. Se requiere un estudio completo del clima local para poder diseñar los huecos con la mayor captación solar invernal, con las protecciones veraniegas adecuadas y con los sistemas de acondicionamiento interior óptimos de acuerdo a la temperatura y humedad del ambiente exterior a lo largo del año.

2- El tiempo no es el mismo todo el año. Es clave pensar en los ciclos anuales, los cambios de luz y las estaciones. Todo para volver a hacer algo que en la sociedad moderna por unos años llegamos a olvidar, y que es trabajar con las fuerzas de la naturaleza, y no contra ellas.

Un proyecto Passivhaus bien planteado no presenta un sobrecosto reseñable respecto a uno diseñado con normativa actual

DURANTE:

3-La fachada más compacta es clave para perder el menor calor posible. La mejor envolvente estará revestida con un aislamiento continuo, sin interrupciones y muy grueso. Las carpinterías, el punto más débil de las fachadas a nivel térmico, emplearán vidrios dobles o tripes, con alto poder aislante.

4-Es importante diseñar y calcular diversas opciones, para decidir en qué soluciones constructivas es más rentable invertir.

5-En climas con inviernos fríos, el aire se renueva mediante un recuperador de calor de doble flujo. Se trata de un ventilador que toma aire del exterior y extrae el aire sucio del interior hasta la cubierta, sin mezclarlos en ningún momento. El aire sucio pasa por el núcleo donde se le extrae su calor, que se traspasa al aire entrante. Esto permite que en invierno el aire limpio entre ya precalentado hasta los 17-18ºC en lugar de a los 0ºC que puede tener fuera. Sólo lo tenemos que calentar 3-4ºC hasta alcanzar la temperatura de confort. La eficiencia del recuperador, en torno al 85-90%, es fundamental para no perder en electricidad lo que ganamos en calefacción.

AL FINAL: Se trata de conseguir una alta hermeticidad, que se mide mediante tests de insuflado de aire, para asegurar que no hay infiltraciones a través de carpinterías o juntas de la fachada.

¿Es más fácil limitar el consumo energético a un edificio nuevo? Un planteamiento energético desde la concepción de un edificio es lo más efectivo. En una rehabilitación no podemos actuar sobre la compacidad de la envolvente, la orientación de las fachadas ni posiblemente el tamaño de los huecos, así que tenemos que reforzar más las medidas de aislamiento, las calidades de las carpinterías y la eficiencia de las instalaciones. Es posible que sean necesarios aportes externos extras, intentando siempre que sean renovables y locales, que deberemos integrar sin afecciones estéticas ni acústicas. En una rehabilitación las soluciones constructivas tiene que adaptarse a lo existente. Eso complica la continuidad del aislamiento: si es un edificio histórico, o actuamos sobre una sola vivienda y no es posible aislar por el exterior, las soluciones, aunque posibles, también se encarecen y complican. Se complican, pero se pueden conseguir. En España, de todo el parque edificado existente, los edificios con Calificación energética A o B no alcanzan el 7% del total.

Viviendas construidas en el barrio de Soto de Lezkairu (Pamplona) por VArquitectos.
Viviendas construidas en el barrio de Soto de Lezkairu (Pamplona) por VArquitectos.

¿Cuánto más caro resulta que construir de otra manera? Debemos cambiar el concepto de coste de construcción por el de coste a lo largo de la vida útil. Pensemos al comprar una vivienda, no sólo en cuánto nos cuesta la inversión inicial, sino en cuánto vamos a gastar en energía en los próximos 30-40 años. Ese es el precio real. Entre cinco y diez años se cifra el periodo de retorno de la inversión porque el coste de mantenimiento de una vivienda Passivhaus es mínimo

En cualquier caso, un proyecto Passivhaus bien planteado no presenta un sobrecosto reseñable respecto a un proyecto diseñado con normativa actual. Con un presupuesto medio se puede hacer un proyecto Passivhaus, siempre que se cuente con la experiencia adecuada, se prescriban los materiales idóneos equilibrando precio y prestaciones y se desarrollen los detalles constructivos conforme a posibilidades realistas de puesta en obra. Un planteamiento correcto del proyecto ayuda a tener una ejecución de obra sin sobresaltos y un ahorro superior a lo largo de la vida útil del inmueble.

En la adaptación de un proyecto existente al Passivhaus siempre existirá sobrecoste, que variará en función de las prestaciones de partida del proyecto inicial y los factores sobre los que sea posible actuar.

¿Se pasa frío o calor dentro de las viviendas?¿Qué sacrificios deben hacer los usuarios? Para poder certificar un bloque de viviendas Passivhaus se garantiza una temperatura constante en invierno de 21ºC, con una carga de calefacción inferior a 10W/m2. En cuanto al verano, se debe garantizar un sobrecalentamiento inferior a los 25ºC el 90% del tiempo, en caso contrario habrá carga de refrigeración, y será preciso recurrir a algún sistema activo para bajar la temperatura, siempre computado dentro del consumo máximo energético del edificio.

Más que de sacrificios, nos gusta hablar de usuarios conocedores de su edificio, sólo así pueden aprovechar al máximo sus prestaciones. Igual que hay unas normas de conducción eficiente, los usuarios reciben unas sencillas instrucciones de manejo de su vivienda: podrán abrir las ventanas, pero cuando la diferencia de temperatura con el exterior sea alta, el recuperador renovará el aire sin apenas gasto energético. Del mismo modo, el uso adecuado de las protecciones solares, en caso de que no estén domotizadas, les evitará el coste los sobrecalentamientos.

El confort térmico en una vivienda pasiva es mayor que en una convencional, ya que es un requisito de diseño limitar la diferencia de temperatura entre las paredes de una estancia y el aire interior a un máximo de 4ºC. Esto, unido a la ausencia de infiltraciones, proporciona un ambiente silencioso y libre de microcorrientes de aire como no conocemos en los edificios convencionales.

¿Es más económico aplicar los principios de Passivhaus a un bloque de viviendas que a una vivienda aislada? El sobrecoste inicial es mayor en una vivienda aislada y tarda más años en amortizarse. Las pérdidas térmicas aumentan, puesto que tiene un desarrollo porcentual de fachadas, cubierta y suelo en contacto con el ambiente exterior mucho mayor que las de un bloque.

Se garantiza una temperatura constante en invierno de 21ºC

¿Cuál es el edificio más sostenible que conocen? Sostenible a nivel energético: cualquier edificio certificado bajo el estándar Passivhaus, muchos de ellos con años de funcionamiento monitorizado y datos de consumo verificados.

Sostenible a nivel ambiental: cualquiera construido con madera local u otros materiales de baja huella de carbono: bloques de tierra sin cocer, materiales procedentes del reciclaje, etc...

Sostenible a nivel global: debería poder citar miles de edificios, que no utilizaran en su construcción ni a lo largo de su vida útil ningún recurso que no fuera renovable, y que no generaran residuos. Por desgracia, construidos hay pocos y generalmente de pequeña escala. Si queremos tener alguna mínima opción de detener o paliar el cambio climático, la construcción debe cambiar su relación con el entorno, pasando de ser un proceso extractivo a otro regenerativo, en el que podamos tomar cosas de la tierra, pero sembremos para que esta siga siendo productiva.

¿Es preciso realizar sacrificios formales para construir 100% sostenible? Lo más importante para construir un edificio 100% sostenible es dedicarle el tiempo que requiera, y actualizar continuamente los conocimientos. Las soluciones estéticas se eligen en función de la disponibilidad económica y el edificio se enriquece pudiendo ejercer su función durante 50-100-200 años con el orgullo de no haber arrebatado a la tierra nada que haya podido devolver.

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