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“Tras el Brexit, Europa debe tomar la delantera en la ayuda al desarrollo”

La elección de Emmanuel Macron en Francia podría dar a la política para el desarrollo el empuje que tanto necesita, asegura Rémy Rioux, director general del Organismo Francés para el Desarrollo

Rémy Rioux, director general del Organismo Francés para el Desarrollo.
Rémy Rioux, director general del Organismo Francés para el Desarrollo.Euractiv
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La pérdida de Reino Unido por el Brexit, uno de los mayores donantes europeos de ayuda humanitaria, obligará a la Unión Europea a reforzar sus medidas para el desarrollo. Pero la elección de Emmanuel Macron en Francia podría dar a la política para el desarrollo el empuje que tanto necesita, asegura Rémy Rioux, director general del Organismo Francés para el Desarrollo.

Pregunta. Desde las elecciones francesas, hemos visto a Emmanuel Macron situarse como líder en temas como el cambio climático. ¿Podríamos verlo también asumir la iniciativa en cuestiones de desarrollo?

Respuesta. Está claro que el presidente ha sido elegido para abrir Francia al mundo, un mandato muy proeuropeo. Desde este punto de vista, probablemente estas hayan sido las elecciones presidenciales más claras en mucho tiempo. El mandato de Macron tendrá consecuencias para la capacidad del presidente de tomar la iniciativa. Creo que eso se expresará también –y veremos de qué modo– en el ámbito del desarrollo, que, junto con la defensa y la diplomacia, forma uno de los tres pilares de la acción exterior de un Estado.

P. ¿Qué función tienen el Organismo Francés para el Desarrollo y su alianza con la Caisse des Dépôts?

Como entendemos nuestro propio futuro, entendemos el camino tomado por otros y esto nos sitúa en posición de ayudar a otros, si ellos lo desean, y como aliados muy respetuosos

R. El Organismo Francés para el Desarrollo es la institución para el desarrollo más antigua del mundo, creada en medio de la niebla londinense en 1941 por el general de Gaulle. Por aquel entonces era el Cajero Central de la Francia Libre, el instrumento de financiación de la resistencia. Gradualmente se convirtió en un banco para el desarrollo. Aplicamos la política francesa para el desarrollo en todo el mundo.

El año pasado, unimos fuerzas con la Caisse des Dépôts et Consignations, el banco para el desarrollo nacional de Francia. Tenemos la misma misión: ambas instituciones nos centramos en inversiones a largo plazo que involucran a autoridades y actores locales que se ocupan de las prioridades políticas nacionales e internacionales. La Caisse des Dépôts lo hace en Francia y el Organismo Francés para el Desarrollo en todo el mundo. Esta aproximación es consecuencia directa del nuevo programa internacional de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), acordado en 2015.

Lo que dicen los ODS –y esto es profundamente revolucionario– es que compartimos el mismo programa, Francia, Indonesia, Burkina Faso. La lógica de la actual política para el desarrollo ha pasado del simple "te proporcionaré dinero y capacidades porque soy fuerte y poderoso" al "tenemos el mismo objetivo y abriremos un diálogo sobre nuestras respectivas políticas de desarrollo: en Francia y en Burkina Faso". Necesitamos una institución financiera a nuestro lado que sepa qué ha funcionado y qué no ha funcionado en Francia, para intercambiar experiencias.

Siempre habrá movilidad y esta es una respuesta a las necesidades económicas y sociales que debería tenerse en cuenta. No veo ninguna oposición entre eso y la cuestión del desarrollo

P. Erna Solberg, la primera ministra noruega, declaraba que "todos somos países en desarrollo, aunque en diferentes fases"...

R. Exactamente. Tal vez no estemos partiendo del mismo punto, pero afrontamos los mismos retos. También en esto, volver al país de cada uno, entender su historia, el modo en el que se ha desarrollado, es un punto de referencia que nos ayuda a comprender de manera inteligente la lógica de otros países. No hay una única solución ni un sector milagroso. Como entendemos nuestro propio futuro, entendemos el camino tomado por otros y esto nos sitúa en posición de ayudar a otros, si ellos lo desean, y como aliados muy respetuosos.

P. El Brexit significa que la UE perderá a uno de los mayores adalides del desarrollo. ¿Empujará eso a Francia a hacer más?

R. Por supuesto. Debemos recordar que la UE es el donante más generoso de ayuda oficial para el desarrollo, y que aporta casi la mitad de toda la ayuda exterior del mundo. También es una región en la que los actores están muy interconectados. Cada vez más, estamos desarrollando lo que yo denomino un "sistema de ayuda al desarrollo" con la Comisión Europea como centro.

Esto equivale solo al 10% de sus recursos, pero la ayuda exterior europea se está convirtiendo en una palanca, en cooperación con los organismos de los países miembros, elevando nuestras capacidades financieras, técnicas y diplomáticas para reforzar la coherencia y la eficacia de nuestra acción.

Evidentemente, la salida de los británicos es mala noticia, porque durante 15 años, desde Tony Blair, han sido los líderes de esta política. Tenemos la esperanza de que sigan fuertemente movilizados, como ha prometido el Gobierno, y mantengan con nosotros unos lazos tan estrechos como sea posible. El continente europeo tiene que asumir la carga. Nuestros colegas alemanes nos muestran el camino: alcanzaron el mítico umbral de asignar al desarrollo el 0,7% de la Renta Nacional Bruta en 2016. Francia avanza ahora en la dirección correcta. En la actualidad, nos situamos en el 0,38%, pero todas las decisiones que se han tomado aumentarán gradualmente ese porcentaje. Y durante la campaña electoral, Macron prometió aumentar el gasto en ayuda exterior.

P. El mundo está cada vez más afectado por la crisis de las migraciones. Hay territorios franceses –como Mayotte y la Guayana Francesa– muy expuestos a la emigración. ¿Qué medidas específicas están adoptando Francia y el Organismo Francés para el Desarrollo en estos casos?

R. La emigración es obviamente un tema importante que debemos abordar del modo más eficaz y humanitario posible. Como institución de ayuda al desarrollo, nosotros somos una parte de la respuesta.

Es importante pensar en la escala geográfica correcta. Por supuesto, hay países de origen que es necesario desarrollar todo lo posible, proporcionando oportunidades a sus habitantes. Hay también anfitriones, los países europeos en los que, con ayuda de organizaciones como la Caisse des Dépôts en Francia, hay que dar respuestas. Y no debemos olvidar aquellos países que yo no denominaría "de tránsito", sino de "primer destino".

Sabemos, por ejemplo, que los emigrantes del Sahel viajan principalmente hacia el Sur, no hacia el Norte. Si habla con los presidentes de Costa de Marfil, Nigeria y Sudáfrica, le dirán que invierta en sus países, porque son los que reciben a los emigrantes, les ofrecen trabajo, seguridad social y comunidad. Es interesante, porque en estos países la comunidad internacional tiene poderosas herramientas y puede de verdad hacer cosas. No debemos pensar de manera binaria, porque la cuestión es más compleja.

Respondiendo a la pregunta, efectivamente es cierto que el Organismo Francés para el Desarrollo está presente en estos departamentos y territorios. Tenemos una agencia en Mayotte y otra en las islas Comoras. Una en Guayana y otra en Haití. Procuramos combinar nuestras acciones en los territorios anfitriones y en los territorios de origen, intentando encontrar soluciones que equilibren situaciones que a veces someten a nuestros territorios a una gran presión, como ocurre ahora mismo en Mayotte y en las Comoras.

P. ¿Qué opina de la crítica que plantean las ONG de que el dinero destinado al desarrollo se dirija a intentar resolver la crisis de la emigración?

R. Las personas no se marchan de su país por gusto, lo hacen por necesidad, bien debido a las guerras o al clima o porque buscan una vida mejor para su familia. Es algo que no puede disociarse del desarrollo. Tenemos que involucrar al sector privado, intentar desarrollar la creación de empleo en los países de origen y en los de destino, proporcionar agua, saneamiento y educación. Todos estos esfuerzos crearán un entorno en el que las personas dispondrán de una cierta igualdad de oportunidades. Un entorno que les permitirá decidir si quedarse o irse. Siempre habrá movilidad, y esta es una respuesta a las necesidades económicas y sociales que debería tenerse en cuenta. De modo que no veo ninguna oposición entre eso y la cuestión del desarrollo.

Este texto fue publicado originalmente en francés en la página web de Euractiv.

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