¿Cree usted en el zodiaco?
EN EL CAPÍTULO piloto de la exitosa serie The Big Bang Theory, Penny le dice a Sheldon que es sagitario, a lo que él responde: “Participas en el delirio cultural en masa de que la aparente posición relativa del Sol, los planetas y constelaciones arbitrariamente definidas a la hora de tu nacimiento de algún modo afecta a tu personalidad”. En el siglo XXI mucha gente sigue leyendo su horóscopo y consultando las cartas astrales, en las que escuchan todo tipo de ambigüedades sobre su devenir. Los psicólogos definen esta actitud como el efecto Forer, es decir, creer que alguien desconocido te describe específicamente y pensar que esa información es útil. Por cierto, ¿usted cree que todos los que fallecieron en el Titanic compartían signo del zodiaco? ¿Las cartas astrales les aconsejaban que se fueran mejor de vacaciones al Caribe en vez de a Nueva York?
Tenga en cuenta que los signos no duran todos lo mismo y no son 12, sino 14. Ahora tenemos el signo de Ofiuco, el portador de la serpiente.
El origen del horóscopo viene de los babilonios, que, como no tenían televisión ni Internet, pasaban muchas horas mirando al cielo. Fueron los primeros en asignar unas formas arbitrarias a las estrellas, que llamaron constelaciones. En el cielo hay una línea imaginaria que llamamos eclíptica. Su nombre viene de eclipse, ya que cuando se producen la Luna o la sombra de la Tierra transitan por esa línea. También es por la que pasan los planetas visibles a simple vista. Esta línea se debe a que todos orbitamos en el mismo plano, pero la Tierra, que tiene una inclinación de 23,27 grados respecto a su órbita, es la que permite que existan estaciones. Si nuestro planeta tuviera el ecuador alineado con el plano por el que orbita alrededor del Sol, no existiría la primavera ni el verano. Pero como está inclinado, si superpusiéramos el Sol con el cielo nocturno, veríamos que se halla encima de la eclíptica. Además, como el giro alrededor del Sol dura exactamente un año, las constelaciones de la eclíptica retroceden un grado cada día. Por eso parece que el Sol aparentemente transita durante el año por todas las constelaciones, aunque realmente somos nosotros los que nos movemos. Los babilonios tenían un sistema de numeración basado en el número 12, del que hemos heredado la forma de medir los grados en un círculo y el tiempo. Así que hicieron un poco de trampa y asumieron que la doceava parte del año (aproximadamente un mes) el Sol transitaba sobre cada una de estas constelaciones zodiacales. Pero el truco no acabó ahí. Para ver las formas de las constelaciones hay que echarle imaginación, muchas veces interesada. Así, cuando llegaban las lluvias tocaba el signo de Acuario, los nacidos cuando migraban los uros serían tauro, la época en la que se esquilaba a los carneros sería para los aries, o cuando había que recoger la mies, Virgo (por eso se la representa con espigas). De esta forma se le daba un valor predictivo, aunque utilizaban el viejo truco de saber primero el resultado y hacer luego el pronóstico, lo que era muy útil para reafirmar el poder de la casta sacerdotal. Por tanto, el signo del zodiaco hace referencia a la constelación por donde se ve el Sol en el día de su nacimiento. Los griegos recogieron esta trampa y le pusieron el nombre de zodiaco, que significa “rueda de animales”.
Lo que parece es que a los astrólogos no les preocupa demasiado mirar el cielo, puesto que ni siquiera en el origen la posición del Sol coincidía con las constelaciones. Además, el sistema solar se mueve alrededor del centro de la galaxia y la Tierra oscila sobre su eje como una peonza, lo que provoca la precesión de los equinoccios. Por si fuera poco, las estrellas de las constelaciones también se mueven, por lo que la perspectiva del cielo nocturno va cambiando muy lentamente y, milenio a milenio, las variaciones se notan. Tenga en cuenta que los signos no duran todos lo mismo y no son 12, sino 14. Ahora tenemos el signo de Ofiuco, el portador de la serpiente, constelación que representa al dios de la medicina Asclepio o Esculapio. Y el de Cetus, un monstruo marino del que proviene el término cetáceo y que se cuela durante un día en la eclíptica. Por tanto, el zodiaco, en tanto que son las constelaciones de la eclíptica, se puede considerar ciencia, pero el horóscopo, la capacidad de predecir el futuro, es pura ficción.
El horóscopo del siglo XXI
Y entonces, ¿cuál sería su signo zodiacal según el mapa del cielo actual con las constelaciones establecidas? Pues son aries los nacidos del 18 de abril al 13 de mayo; tauro, del 13 de mayo al 20 de junio; géminis, del 20 de junio al 19 de julio; cáncer, del 19 de julio al 9 de agosto; leo, del 9 de agosto al 15 de septiembre; virgo, del 15 de septiembre al 30 de octubre; libra, del 30 de octubre al 22 de noviembre; escorpión, del 22 de noviembre al 29; ofiuco, del 29 de noviembre al 15 de diciembre; sagitario, del 15 de diciembre al 19 de enero; capricornio, del 19 de enero al 16 de febrero; acuario, del 16 de febrero al 11 de marzo; piscis, del 11 de marzo al 18 de abril (excepto entre las 14.00 del 27 de marzo y las 14.00 del 28 de marzo en que la Tierra pasa por Cetus). Si piensa que el horóscopo nunca acierta, quizás sea porque usted realmente es aries y no tauro, o porque es una simple superstición. Yo me quedo con la segunda opción.
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