Chaqueteros
¿Corbata o no? ¿Chaqueta o no? Los políticos españoles se enredan en un jaleo vestimentario
Vi fotos, fotos que a lo peor vertebran una filosofía de vida, una vida de postureo, un postureo de ética y estética, una estética del vestir y una ética del existir, o sea, visto, luego existo y en ese plan.
Era la semana pasada. Vi fotos. Fotos de políticos con ropa. Con según qué ropa. Habría dado dinero por leer la banda mental de Pedro Sánchez cuando, quizá tras ardua reflexión filosófica, fue en mangas de camisa a ver a Pablo Iglesias. “Le haré sentir mejor a Pablo, el pobre, es que él irá en camisa de cuadros”. Pero hete que Pablo, el pobre, fue con camisa blanca impoluta y chaqueta gris, hecho un pincel porque se ve que, cuando queremos, Podemos. Y recordemos, Sánchez, en mangas de camisa. Glups.
Vi fotos. Una, en concreto, de Rajoy recibiendo a Albert Rivera sin corbata. “Le haré sentir mejor a Albert, el pobre, es que a él le mola eso absurdo del traje sin corbata. Igual así gano votos por la banda de los casual de centroderecha”. Mas hete que Albert, el pobre, acudió con traje y corbata (tampoco es que fuera una corbata de Jermyn Street, aviso) porque se ve, debió de pensar, alguien le dijo que al hombre de corbata según se le ve, se le trata. Glasp.
Vi fotos. Pedro Sánchez y Albert Rivera se reunían. “No iré en mangas de camisa otra vez, ya la cagué el otro día con Pablo”, debió de pensar Pedro. “No vuelvo a llevar corbata, dudo mucho que Pedro la lleve”, es fácil pensar que pensase Albert. Los dos se presentaron con chaqueta y sin corbata. Bingo y alivio. Uffff.
Recuérdenme por lo más sagrado que, si un día me invitan a una barbacoa en una piscina y a mí se me pone ir con esmoquin, vaya con esmoquin. Básicamente por eso. Porque se me pone.
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