Terrorismo transmedia
La realidad se ha hecho ficción. Somos series, videojuegos, películas
La escena es terrorífica: hay un hombre arrodillado con un peto naranja made in Guantánamo. A su lado, un ninja va a degollarlo. Al fondo, un desierto remoto: polvo en el viento, silencio, suspense y sangre en la arena. No es el final alternativo de Seven. Es más estremecedor porque es real: el periodista estadounidense James Wright es asesinado por el británico Mohamed Emwazi, que narra sus intenciones a ritmo dehip-hop. Fue la tarjeta de presentación del Dáesh: un vídeo difundido en Twitter y distribuido por un ejército de cuentas zombis a través de los hashtagsmás populares de esa tarde.
El terrorismo islámico ha entrado en la ciencia ficción apocalíptica convirtiéndose en una agencia de marketing más. No hablamos de posverdad, sino del interesante análisis científico de Javier Lesaca en su Armas de seducción masiva. Es el sello de los tiempos: también el mal se aleja del tradicional filtro de los medios para llegar directamente a las audiencias potenciales.
Según esta lógica, el caldo de cultivo es ese universo cultural millennial que colma las aspiraciones nihilistas de una generación perdida en lo identitario, frustrada y furiosa: consumo globalizado de imágenes dignas de la mejor secuencia de Juego de Tronos; estrategias comunicativas de última generación distribuidas como capítulos de Netflix. Es así como se recluta a un terrorista, antes de que suba al camión para envainar personas. Y esa maldad se nos escapa. ¿Acaso no es la escena de un videojuego adolescente? Eso es al menos lo que nos dice Lesaca.
El mundo deviene en una cultura comunicativa total donde la realidad se ha hecho ficción. Lo real y sus carencias se hibridan, emulando la diversidad transmedia de Internet. Somos series, videojuegos, películas. Lo dijo Seyla Benhabib: cuidado con no entender nuestras interconexiones. Las formas de comunicación van desde la tecnología al turismo, y un dj londinense de hip-hop salta al yihadismo en Siria pasando del videojuego a lo real, pero siempre atrapado en la ficción. Es la batalla ideológica del siglo XXI: el terreno de la comunicación para conquistar las mentes. ¿Choque de civilizaciones? No hemos entendido nada. @MariamMartinezB
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