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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

No son “madres”, son “gestantes”

Las mujeres solo aportan su útero y un sentimiento que se limita a la solidaridad, porque el cariño está vetado en el proyecto de gestación subrogada

Berna González Harbour
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C´S REGISTRA PROPUESTA DE LEY PARA REGULAR LA GESTACIÓN SUBROGADA
Proposición de Ley sobre Gestación Subrogada

Debo ser una persona lenta, muy lenta, porque aún estoy asimilando una realidad que Ciudadanos llama “evolutiva” y que consiste en que quienes parimos no somos necesariamente “madres”, sino “mujeres gestantes”. La proposición de ley sobre gestación subrogada evita la palabra “madre” y distingue entre los “progenitores que transfieren su material genético” y las “mujeres gestantes” que aportan su útero y un sentimiento que debe limitarse a la solidaridad, porque el del encariñamiento o la maternidad están vetados.

Lo dicho, voy lenta, acaso poco evolucionada, pero vamos poco a poco a intentar desbrozar el campo y aprender vocabulario, con la mejor voluntad, en esta etapa en que, según Ciudadanos, “la familia participa de esta evolución de la libertad, del enriquecimiento de la personalidad y de la multiplicidad de las maneras de entender la vida personal y social”. De entrada, suena bien.

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— El enriquecimiento de la personalidad se asocia aquí al derecho a la gestación por subrogación, derecho que desconocíamos en la Declaración Universal ni en otros listados que hemos asumido como propios. Será curioso abrir un debate sobre nuevos derechos de los ciudadanos. Sí, esto puede ser muy positivo, tal vez nos depara otras sopresas.

— El altruismo que promete la ley es buena música para los oídos, salvo que se convierta en eufemismo, claro, incluso en entelequia, ya que define la compensación “resarcitoria” para: “cubrir los gastos y el lucro cesante de la gestación; y proporcionarle las condiciones idóneas durante los estudios y tratamiento pregestacional, la gestación y el postparto”. Mmmm. Interesante también.

— La mujer gestante no puede tener antecedentes penales, pero los progenitores sí. No vaya a ser que, a falta de transferir al bebé material genético propio, algo expresamente prohibido en esta ley, la dueña del útero le transfiera un cierto espíritu delictivo ambiental.

— La mujer gestante no puede establecer “en ningún momento vínculo de filiación”. Aquí es donde me empiezan a entrar las dudas: ¿qué tipo de ley se presenta bajo la pátina de “libertad, igualdad, dignidad y la más intensa solidaridad entre personas libres e iguales” para negar acto seguido la posibilidad de que ella se arrepienta de lo firmado y se encariñe con el ser que habita en su útero, aunque sea de material genético extraño? Si un propietario de un piso se echa atrás tras firmar un contrato de compraventa, perderá la señal. Aquí la mujer afrontará una sanción económica si se arrepiente pero, tranquilos, esto no es una relación comercial. Dicen que es otra cosa.

Lástima que los deseos no sean derechos, que la gestación con material genético propio tampoco, como las compensaciones no son altruismo ni los avances científicos que facilitan otras realidades las hacen inexorables. Concluyo que no solo hay un mundo entre el material genético y el útero “solidario”, sino entre quienes subvierten el lenguaje y los demás.

Sobre la firma

Berna González Harbour
Presenta ¿Qué estás leyendo?, el podcast de libros de EL PAÍS. Escribe en Cultura y en Babelia. Es columnista en Opinión y analista de ‘Hoy por Hoy’. Ha sido enviada en zonas en conflicto, corresponsal en Moscú y subdirectora en varias áreas. Premio Dashiell Hammett por 'El sueño de la razón', su último libro es ‘Goya en el país de los garrotazos’.

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