Demócratas autoritarios
Para alcanzar y mantener el poder, nada como crear sombras de miedo y después prometer protección
La amenaza contra la democracia es el argumento más usado por los políticos autoritarios para alcanzar y mantener el poder. No hace falta ser Frank Underwood en House of Cards, creando sombras de miedo para después prometer a los votantes que no tienen nada que temer porque él les protegerá. Hay maneras mucho más modestas de ejecutar la paradójica estrategia. Una de ellas la ofrece la comunidad internacional que el mundo ha ido tejiendo desde el final de la II Guerra Mundial.
Esta semana observábamos un ejemplo perfecto. Valorando la posibilidad de que EE UU se saliese del Acuerdo de París sobre el cambio climático, Jean-Claude Juncker, presidente de la Comisión Europea, decía que “esta idea de ‘Yo soy Trump, soy americano, América va primero, y me voy a salir’ no va a pasar”. Con esto, Juncker pretendía señalar la torpeza e inexperiencia que la élite política occidental ve en el mandatario. Pero, sin quererlo, le dejaba la respuesta autoritaria, disfrazada de demócrata, en bandeja.
Realizando un ejercicio de política ficción, una respuesta genérica de Trump o de sus seguidores podría ser la siguiente: “¿Cómo que no va a pasar? EE UU es una democracia soberana. ¿Se ríen de nuestras decisiones?”. Sería inútil responder que EE UU decidió que se unía a la comunidad internacional precisamente como democracia soberana, y que, como consecuencia, aceptaba también que salirse de un tratado implica una serie de procesos complejos. A eso se refería Juncker, sí. Pero Trump obviaría ese significado porque de esta manera la (ilusión de) amenaza queda así definida: una red de intereses transnacionales que pretenden aprovecharse de EE UU. Sirve igual para los brexiters en Reino Unido, o para los nacionalistas de izquierda y derecha en los países de la Europa continental.
En el otro lado, aquellos que, bajo mandato democrático, trabajaron y trabajan por crear esa “red de intereses” que no es sino la comunidad internacional, quedan desarmados: si la defienden, caen en la trampa del supuesto ataque a la democracia soberana. Si no, la dejan a merced de esos mismos demócratas autoritarios. @jorgegalindo
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