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En busca del sexo perfecto

El concepto propio de sexualidad forma parte de la idiosincrasia de la sociedad en la que se vive.

No es lo mismo tener un amante senegalés que tenerlo inuit y mucho menos si el que irrumpe en tu cama es un japonés. La sexualidad depende de la sociedad en la que se viva mucho más de lo que crees.

Cada país y sociedad tiene sus propias reglas sexuales
Cada país y sociedad tiene sus propias reglas sexualesVstock (Getty Images)

Con el dinero y el éxito que Anthony Bourdain consiguió con Confesiones de un chef, se permitió un lujazo aún mayor que contar las miserias de los mejores restaurantes de Nueva York, mafia incluida. Durante un año, el chef viajó por todo el planeta En busca de la comida perfecta, a la caza y captura de esos sabores desconocidos que, como sabiamente ilustra y defiende, solo pueden encontrarse en la calle. Desde entonces no ha parado. Este neoyorkino de origen francés decidió dedicarse a los fogones el día que probó una ostra. Viscosa, fresca y salada. A partir de ahí no pudo dejar de catar lo que le pusieran por delante. No tengo constancia de que haya comido carne humana, pero si alguien puede dar un mordisco a cualquiera, es él. 

El sexo es similar a la gastronomía. El arte de preparar una comida, la afición al buen comer, el conjunto de platos y usos culinarios propios de un lugar, tienen muchas similitudes con lo que ocurre en las diferentes camas del planeta.  Y, como en un almuerzo, no siempre nos gusta lo que probamos. No es lo mismo que tu amante prepare tu cuerpo y tu mente para recibir sexo, como explica Sergio Fosela, a que opte por seguir las pautas de sus 13 minutos necesarios para eyacular. Pim, pam, pum y a dormir. Igual que no es lo mismo degustar un salmis de liebre que conformarte con una triste hamburguesa del McDonald's.

Viajemos bien lejos a ver qué podemos encontrarnos por algunas camas del mundo.

FETICHISMO A CUALQUIER PRECIO

Cualquiera que haya estado en Japón habrá observado que ni la seducción funciona como en Occidente. Luis Rodríguez, uno de los responsables de japonismo.com, admite que las sorpresas en Japón comienzan desde el momento en el que queremos echarnos en los brazos de nuestro amante... ¿A qué se debe esto? A que en su tradición y cultura no entran las exhibiciones de cariño, ni los besos en público y mucho menos las efusividades propias de los latinos. Al margen de lo que pensemos, según Rodríguez, "no son más fetichistas que nosotros, pero sí son capaces de pagar el dinero que haga falta para conseguir sus fetiches". De esto último, doy fe

Según los datos facilitados por Pornhub, los japoneses eligen el sexo protagonizado por sus compatriotas. Su producción pornográfica es diferente de la occidental y el sexo explícito no aparece ni en el hentai (変態), la pornografía en dibujo animado. Está prohibida la exhibición de los genitales y por eso se pixelan, aunque ellas lucen los pechos más grandes jamás imaginados. Los nipones adoran esta pornografía. La escena más exitosa del mítico portal tiene casi 9'5 millones de visionados, la mayoría japoneses. Más que toda la población de Tokio.

EN BUSCA DEL NEGRO DEL WHATSAPP

En África encontramos ingredientes absolutamente dispares. Por un lado, una auténtica reverencia hacia la eyaculación femenina en Ruanda y por otro, comunidades que practican la ablación del clítoris a las pequeñas o lugares donde las niñas empiezan a tener relaciones sexuales desde que cumplen los ocho años. Unicef contabiliza turismo sexual infantil en, al menos, seis países africanos: Marruecos, Sudáfrica, Ghana, Madagascar, Kenia y Senegal. Y existe turismo sexual protagonizado por blancas ávidas de corroborar cuánto hay de cierto en el mito de los genitales masculinos en general y en el negro del WhatsApp en particular.

Este reportaje de sinfiltros.com sitúa en Saly, Senegal, el paraíso sexual de mujeres mayores de sesenta años dispuestas a pagar por sexo con hombres jóvenes. "Cuando llegamos a Saly no imaginamos que en las playas encontraríamos el escenario donde los actores eran solo hombres negros y mujeres blancas jugando al romance", relata Daniel Consalvo, autor del reportaje, "ellos se acercaban a ellas; cuando uno captaba el interés de la mujer, el resto asumía su derrota y se alejaba". Carne fresca a precio de saldo para las mujeres blancas.

ENCANTADO DE QUE TE ACUESTES CON MI ESPOSA

Más allá de las reflexiones sobre poligamia que podamos hacer y del pacto personal de cada pareja respecto a la fidelidad, hay zonas del planeta donde ninguno de los dos términos provocará discusión alguna. Es más que probable que ni siquiera se inmutaran si los sacan como tema de conversación. Esa es una de las muchas curiosidades de Groenlandia, que no la única. De Groenlandia y toda la tundra de Canadá, la de Siberia y el Norte de Alaska. La poligamia está más que aceptada, un hombre tiene tantas esposas como pueda mantener y cualquiera de sus mujeres podrá tener relaciones sexuales a su antojo. La virginidad no tiene el más mínimo valor; tal y como ocurría con los vikingos, que incluso preferían no unir sus vidas a una mujer que jamás hubiera estado antes con otro hombre. La sociedad en la que viven no deja espacio ni para los celos ni para los formalismos religiosos. Comer ya es todo un triunfo; la carne de los animales con los que se alimentan (desde focas hasta osos polares pasando por ballenas) está tan dura, que bastante tienen con que ellas la mastiquen antes de que el resto de la familia intente tragarla.

Tanto los inuits como los yupik, reciben con sumo gusto a los visitantes, cediéndoles incluso el lecho marital. El hecho de que su población sea tan pequeña, no más de 175.000 censados con cuatro nacionalidades diferentes (canadienses, rusos, daneses y estadounidenses), los hace bastante más permisivos y tolerantes que el resto de parejas del planeta.  Eso y el frío, imagino... A ver quién es la guapa que no intenta pillar cacho todas y cada una de sus noches.

Norte, Sur, Este y Oeste, nuestra sexualidad depende del lugar en el que nazcamos y la sociedad en la que nos criemos. Ya me gustaría a mí que me pagaran un año de viaje por todo el planeta como a Bourdain...

Haré todo lo posible por encontrar el sexo perfecto. Lo juro.

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