Así lucen los hombres de negocios después de una dura jornada laboral
El fotógrafo Charlie Kwai ha dedicado sus tardes a esperar la salida de los empleados de la City de Londres para retratarlos en su peor momento
Uno esperaría que los coroneles del capitalismo tuviesen al menos el aspecto que se espera de ellos. Que llevasen trajes de Brioni o cortados en Savile Row y luciesen en general un aire de serena infalibilidad. Pues la serie Overtime, del fotógrafo Charlie Kwai, nos despierta de esa fantasía.
Kwai se dio cuenta hace un par de años de que su interés por retratar a los hombres trajeados de la City (el distrito financiero de Londres) se había convertido en una “obsesión” y decidió llevarla hasta el final, con un proyecto centrado en ellos. Disparó centenares de fotos entre las cuatro y las siete de la tarde, cuando los trabajadores del distrito financiero se dirigen a sus casas o al pub, con las corbatas deprimidas y todo el apresto de la mañana arruinado por las fatigas de la jornada laboral.
Fumando como si se agarrasen a su último cigarrillo antes de ser sentenciados y aflojándose el cuello de la camisa. Son todos hombres y son todos blancos
Quedaron retratados en toda su bendita derrota, fumando como si se agarrasen a su último cigarrillo antes de ser sentenciados y aflojándose el cuello de la camisa. Son todos hombres y son todos blancos. “No tenía intención de ser democrático. La City está dominada por hombres, así que también dominan en mis fotos”, explica Kwai.
En inglés, “suits” significa a la vez traje y “persona genérica con poder, tipo que manda”. Y las fotos de Kwai, con todas esas americanas y camisas que parecen baratas aunque sean caras, que quedan mal aunque las haya intervenido un sastre, plasman a la perfección esa polisemia. “Soy de Londres y crecí rodeado de los rascacielos de la City. Desde entonces, he visto cambiar la ciudad exponencialmente y cada vez más rápido. Pero la única cosa que permanece intocable y que lleva ahí desde hace más de 100 años es el traje, un símbolo atemporal”.
Las fotos se tomaron en el Londres prebrexit, pero podrían pertenecer al de Thatcher o, modificando un poco las costuras y los tiros, al de Clement Atlee. “Vemos el traje como un privilegio, pero también implica muchos lastres. Overtime va sobre el poder y sus consecuencias”, aclara el fotógrafo, que no puede evitar sentir cierta compasión por sus salarymen por muy abultados que sean esos salarios. Ni uno solo le dijo su nombre cuando los abordó por la calle para fotografiarlos. “Casi nunca ocurre, a algunos les encanta lo que hago y a otros les confunde, pero las conversaciones que tengo en mi trabajo hacen que valga la pena”.
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