_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Canallas

Recuerden los socialistas, esfuércense por hacer algo útil con su memoria histórica

Félix de Azúa
Un hombre lleva en brazos el cadáver de un niño en Siria.
Un hombre lleva en brazos el cadáver de un niño en Siria. AMMAR ABDULLAH / REUTERS

Hace pocos días la opinión pública se estremecía al conocer el ataque químico sobre Jan Sheijun, ordenado por Bachar el Asad. Los noticiarios resaltaban, sobre todo, la muerte de 30 niños. ¿Sentimentalismo? Sin duda. Igual espanto produce pensar en sus padres muertos. Sin embargo, hay algo insoportable en el sacrificio infantil. Es lo que helaba la sangre en la fotografía de aquella criatura muerta, de rodillas, en una playa mediterránea. No es sólo su fragilidad y su indefensión, es también que esos niños no han hecho mal alguno y ni siquiera saben lo que es el mal. Hay algo profundamente podrido en el cerebro de los asesinos de niños.

Durante esos días también vimos a los etarras tratando de sacar beneficios a la entrega de unas armas. Ese teatro oculta que no darán las armas peligrosas y, sobre todo, que quieren mantenerse vivos en la sociedad vasca. Por supuesto siempre hay un santo varón del PNV con un pedazo de bandera para enjugar las manchas de sangre. Como era de esperar también les adulaban los de Ahora Voy o A veces Puedo. Lo insensato es que, en el grupito, había una moza del partido socialista vasco muy sonriente. ¿Por qué estaba allí? ¿Por vasca?

Recuerden los socialistas, esfuércense por hacer algo útil con su memoria histórica. Porque es cruel olvidar los cuerpos desmadejados de las cinco niñas asesinadas por un puñado de vascos en Zaragoza o los cinco niños asesinados en Vic. Hasta 22 niños han sido liquidados por los patriotas vascos. Casi alcanzan al carnicero sirio. Estos son los muertos, pero hay además otros 60 niños heridos. Algunos tan dañados como Madina, quien, en una reciente entrevista, limpiaba servilmente la sangre de las manos de otro vasco.

¿Qué hacéis bailando con esa gentuza, socialistas?

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Félix de Azúa
Nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_