El componente robótico
LAS FRASES pierden significado en una relación directamente proporcional al número de veces que se pronuncian. ¿Qué significa ponerle puertas al campo, levantar la liebre o dar la vuelta a la tortilla? Poco, como todas las frases hechas. ¿Qué significa que la realidad imita al arte? Casi nada, excepto cuando tropezamos con una imagen de la vida real idéntica a un escaparate de Zara. ¿Dónde comienza la ficción? Los fotografiados parecen maniquíes en el trance de destacar la elasticidad del tejido de los trajes y la elegancia de su hechura. Una imagen urbana en la que hasta el color del cubo de la basura combina con los tonos de la vestimenta. Ignoramos lo que le habría costado montarla a un escaparatista, pero el azar la montó en un suspiro, después de que Geert Wilders, el líder ultraderechista holandés, votara en un colegio de La Haya.
El gran hombre y sus guardaespaldas, todos cortados por el mismo patrón, todos ellos víctimas de semejante estilo. Hay un componente robótico que subyace bajo la actitud de los cinco. Un componente robótico agresivo, se entiende, característico de algunas especies ciudadanas. Elasticidad y dureza, flexibilidad y rigidez: la suma de contrarios que define al pensamiento de la época. Vas con los ojos de uno a otro y no sabes cuál es el que representa mejor al maniquí. Nos fascinan todos, aunque preferimos el de la derecha del lector, que sostiene una bolsa que podría ser un portatrajes. De eso precisamente va el anuncio, de trajes. Los complementos se encuentran debajo de la chaqueta, en el interior de las sobaqueras.
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