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Los mellizos ganan en Badajoz su primera batalla: que no los separen

Un juez obliga a un colegio pacense a escolarizar juntos a unos múltiples. En España, donde la norma es la separación, un creciente movimiento pide que los padres decidan

Mónica Sanz con sus mellizos, Pablo y Carla, que van a aulas separadas.
Mónica Sanz con sus mellizos, Pablo y Carla, que van a aulas separadas.ÁLVARO GARCÍA

Por fin uno de los dos mellizos de José Carlos y Leire —nombres ficticios porque prefieren mantenerse en el anonimato— no tiene pesadillas. Ni se orina en la cama, ni llora por ir al colegio, ni pregunta por qué no va con su hermano a la misma clase. Ya tiene respuesta: sus padres han puesto la bandera de la escolarización conjunta de los múltiples —mellizos, gemelos, trillizos y cuatrillizos— en España. Esta familia pacense ha logrado que un juzgado de Badajoz dictamine que un centro público no puede separar a unos mellizos por ser, simplemente, mellizos. Una medida pionera en España, donde miles de familias viven esta situación.

“Estamos muy contentos”, dice el padre por teléfono. “Está claro que estos traumas no perduran toda la vida pero, ¿qué necesidad hay de hacer pasar a un niño por este trance?”. Su historia comienza en el curso 2014-2015, cuando los niños tenían tres años. El año anterior habían ido juntos a la guardería y estaban felices. Fue el salto a Infantil en el colegio Arias Montano de Badajoz el que originó el rompecabezas. Allí había una costumbre no escrita: si son gemelos o mellizos, van separados. La ley de educación no contempla la escolarización de múltiples. Regular al respecto se deja en manos de las comunidades que, a su vez, dan la última palabra a los centros educativos.

Los pequeños comienzan el curso y uno empieza con los disgustos. “¿Por qué no voy con hermano?” o “no quiero ir al cole” son algunos de sus comentarios. Al acabar el curso, los padres explican al centro lo que han vivido y piden que los agrupen. El director, que no ha querido hacer declaraciones a este periódico, no cede. Según la versión de los progenitores, el directivo eleva el caso a la Delegación Provincial de Badajoz de Educación. “Irán separados”, contestan. Tras el cambio de Gobierno en Extremadura en 2015 del PP al PSOE, la nueva delegada provincial recibe a los padres antes del nuevo curso y envía a un equipo de orientación escolar compuesto por un psicólogo, una psicopedagoga y una trabajadora social. “Lo mejor es que vayan juntos”, concluye su informe. Sin embargo, el director dice que no, y, pese al informe, la delegada le apoya.

Las gemelas que se peleaban a la misma hora para verse en el pasillo

Susana Salvany, catalana de 53 años, recuerda así los "traumáticos" cinco años de separación de su gemela Marta que sufrió en una escuela holandesa: "Nos peleábamos a la misma hora para que nos castigaran al pasillo y poder abrazarnos. Pasamos a ser calificadas de conflictivas y nos retrasamos en los estudios. No saber qué hacía la otra nos generaba angustia, nerviosismo e inseguridad", explica.

A su juicio, no se trata de dependencia ni de un problemas de identidad, sino de "un vínculo muy fuerte". Salvany, que al regresar a España con su familia sí fue a la misma clase con su hermana, es partidaria de que "se deje escoger a los niños, que se los escuche".

“Pura cabezonería”, cuenta por teléfono la madre. “Nos llegamos a plantear cambiarlos de colegio pero el curso ya había empezado”. Tras la última negativa, deciden ir a por todas e interponen una demanda el 30 de ese mismo mes, en la que solicitan medidas cautelares para que los pequeños vayan juntos hasta que haya una sentencia. Así fue. El juez impone las medidas el 16 de noviembre de 2015 y los pequeños vuelven a compartir aula como en la guardería. “Desde entonces están muy bien. El que tenía problemas ya no los tiene y sus evaluaciones son muy buenas”, dice la progenitora.

Este enero llega la resolución favorable y la Junta de Extremadura no recurre. A preguntas de este periódico, la Consejería de Educación responde por correo electrónico que “respeta la sentencia” y añade que “las decisiones tomadas previamente fueron tomadas en función de criterios aceptados de forma generalizada, aunque no sean dirimentes ni tengan carácter dogmático”. Por su parte, el Ministerio de Educación no comenta el fallo porque no tiene competencias. "Es un asunto del régimen interno de los centros, como que haya o no uniforme", señala un portavoz. Leire y José Carlos desean que, para el curso que viene, los centros escuchen a los padres. El juez también lo refleja en su sentencia: “Este consenso flexible y abierto supondría evitar decisiones estáticas, fijadas a priori sin tener en cuenta las singularidades de los gemelos. Los centros deben ser flexibles”.

El fallo ya ha tenido un efecto inmediato en Badajoz. Otro centro público que también separaba a los múltiples por tradición será más comprensivo. “Esta semana me ha dicho el director que sí, que el año que viene van a ir juntos”, cuenta por teléfono Silvia Rodríguez, de 39 años y madre de mellizos de tres años. “A mí me ha entrado un alivio tremendo porque yo también iba a ir a por todas. Es más, había hablado con un abogado y tenía informes médicos que decían que toda ruptura con un lazo afectivo es siempre negativa para los niños”. 

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El dilema de más de 19.000 niños para este curso

Como Silvia, al dilema de qué hacer con los múltiples en la escuela se enfrentan este año los padres de 19.345 niños gemelos, mellizos, trillizos y cuatrillizos nacidos en 2014 y que estos días buscan colegio. ¿Qué se van a encontrar? A falta de estadísticas, la separación sigue siendo la tónica general, según constata Meritxell Palou, terapeuta familiar que lidera un movimiento a favor de la libre elección de los padres y que asesoró a la familia de Badajoz. También lo certifica uno de los pocos estudios realizados en España, una tesina de la maestra Julia Laborra Fagoaga, que concluye que “la mayoría de centros impone una política rígida, donde se aconseja la separación siempre”. El motivo es potenciar el desarrollo individual de cada niño. 

De momento, solo Madrid ha tomado posiciones en contra de la separación forzosa. La Asociación Madrileña de Partos Múltiples (Amapamu), partidaria de que "se valore cada caso, se tome una decisión consensuada y que sea evaluable y reversible según la evolución de los niños", se reunió la semana pasada con Educación, que se comprometió a trasladar esta directriz a los centros. La Comunidad de Madrid, según un portavoz de la Consejería, "es partidaria de la libre elección de los padres" siempre dentro del "respeto a la autonomía de los centros". Los gemelos de la presidenta de Amapamu, Lucila Menéndez, fueron juntos de los cuatro meses a los cuatro años, cuando mezclaron y dividieron a todos los alumnos. Sus hijos lo vivieron "como lo más natural".

Lidia Feal, junto a su marido, Juan Mendoza, y sus gemelas Irene y Raquel. Llevan tres años luchando para que vayan juntas a clase.
Lidia Feal, junto a su marido, Juan Mendoza, y sus gemelas Irene y Raquel. Llevan tres años luchando para que vayan juntas a clase.ÓSCAR CORRAL

No le ocurrió lo mismo a Lucía Villacampa, de Burguillos de Toledo. El único colegio de su pueblo separa y, a pesar de que antes de matricular a sus mellizas les prometieron que "se hablaba y no habría problemas", las mandaron a clases distintas. Hicieron todo lo posible para evitarlo, incluido recurrir a Inspección, pero "nada". Las consecuencias fueron inmediatas: "Cambiaron totalmente. Una empezó a tartamudear, a hacerse pis y se volvió rebelde, mientras la hermana se hacía distante y retraída... Comían peor, no querían ni ponerse en la fila al entrar en el cole y tuvimos que juntar sus camas". Tras "dos años muy duros", en los que estuvieron yendo al psicólogo, volvieron a reclamar y Educación accedió a cambiarlas al centro del pueblo de al lado, Cobisa. Desde septiembre, van juntas y están "muy contentas", aunque Lucía lamenta que "hayan perdido esos dos años en cuanto a aprendizaje" y que una arrastre "un nivel bajo de autoestima".

Ainara y Nerea, las mellizas de Arancha Cruz, de Alcalá de Henares (Madrid), también fueron juntas a la guardería, pero al llegar al colegio les dijeron que las separarían se "pusieran como se pusieran". Dieron "un giro de 180 grados": dejaron de controlar los esfínteres y empezaron a sufrir terrores nocturnos. "Lloraban todos los días al ir al cole, una, la otra o las dos", recuerda su madre. Trataron de convencer al centro con informes psicológicos y del pediatra y "ni los miraron". Pero los presentaron en la Consejería y "al mes ordenaron reagrupar".

Han pasado "todo Infantil muy bien" y habrían seguido juntas de no ser porque surgió un problema con una, que "está en su mundo" y la otra, "supermadre", sufría porque su hermana no atendía. Al pasar este año a Primaria, cuando en su colegio remezclan a los alumnos, pidieron que las separaran. "Esta vez no ha habido problemas, lo que con tres años no les puedes explicar, con seis sí", comenta Arancha. Después de su caso, el colegio cambió el reglamento.    

Lejos de ser casos asilados, la reacción de las mellizas de Lucía y de Arancha es muy común, según la psicóloga infantil Coks Feenstra, con más de 20 años de experiencia en el campo de los múltiples y autora del Gran Libro de los Gemelos. "Separar por sistema es una práctica absurda y perjudicial. Los niños no lo entienden y pueden sufrir retrocesos en su desarrollo, tener problemas emocionales y de conducta como agresividad y rebeldía e incluso puede afectar a su relación gemelar, como pelearse más o distanciarse", explica. En su opinión, "la inflexibilidad que muestran los colegios es indignante y producto del desconocimiento".

"No es dependencia, es apego"

Los centros "se escudan en el mito de que es mejor para su desarrollo cuando todos los estudios son unánimes y muestran lo contrario". Detrás del deseo de separarlos, hay "una sociedad que sobrevalora la individualidad y la autonomía" en detrimento del apego. "Interpretan negativamente el vínculo gemelar, lo ven como una dependencia cuando es una muestra de amor. Lo raro sería que no tuvieran una relación especial", sentencia. Para Feenstra, "lo aconsejable es que estén juntos, sobre todo al principio", ver cómo evolucionan y separar si surge algún problema, como las hijas de Arancha. En resumen, "flexibilidad y consenso". 

En algunos niños puede resultar aconsejable la separación, matiza la experta. Es el caso de Mónica Sanz, madre de Carla y Pablo. "En contra de mis principios, creo que lo mejor para los míos fue separar", confiesa. Esta psicóloga se quedó en casa para cuidar a sus mellizos hasta que entraron al colegio y pensaba que la doble ruptura iba a ser demasiado. Por eso, buscó un centro "que permitiera la opción" y lo encontró en Algete (Madrid). Habló con la dirección y, aunque se lo desaconsejaron, los escolarizó juntos.

"La experiencia fue buena, pero cuando salían del cole solo hablaba la niña", explica. Sin embargo, por un "error administrativo", al año siguiente los colocaron en clases distintas. En lugar de pedir su reagrupamiento, decidió esperar. "Ya no se solapaban, cada uno tenía su momento y su entorno". Ahora, con siete años, siguen separados y "muy contentos". Mónica pide que "todos los colegios den la opción de elegir a los padres". 

En los tres años que sus gemelas, Irene y Raquel, llevan separadas, Lidia Feal, de Viveiro (Lugo), no ha notado ninguno de los "supuestos beneficios" y sí muchas dificultades, como no poder ir a las reuniones de padres porque son a la misma hora. No entiende la cerrazón de los centros, "son como un muro". Lidia no ha detectado retrocesos en sus hijas porque trabajó "mucho con ellas para explicarles la situación". Ahora, cambiarán de centro para ir a Primaria y se ha encontrado con un segundo no. Ya ha hecho la petición por escrito y piensa llegar "al consejero, al Defensor del Pueblo y a donde haga falta". Lo que pide es "un motivo razonado basado en hechos reales y no en creencias populares para que, no habiendo ningún problema", se las obligue a ir separadas. "Mis hijas están discriminadas por hermandad", se lamenta.

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