‘Embassy’
Al humanitarismo de la empresaria del restaurante, Margarita Kearney, quien allí escondió a judíos durante la II Guerra Mundial, hay que agregar el ingenio de dicha mujer. En los años cuarenta, el régimen prohibió rótulos en lengua extranjera, y hubo que españolizar (por ejemplo: el cine Royalty pasó a ser Colón). De Embassy, la dueña retiró la “s” y la “y”, por lo que pasó a ser “Embas”, o algo parecido. Pero guardó en un cajón dichas letras, y cuando la xenofobia franquista declinó, ella o sucesores repusieron el nombre original: ese que lamentablemente veremos desaparecer de Castellana esquina a Ayala. ¿No cabe una ayuda pública?— Carlos Mª Brú. San Sebastián de los Reyes (Madrid).
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