El hidalgo del río Níger
Una exposición y talleres de pintura en tres países africanos vinculan a Don Quijote con el Sahel
"Nunca había pisado África, ni siquiera Marruecos", confiesa el escritor y formador Ángel Domingo (Pencil Ilustradores). "Suena tan a tópico, pero es un continente que enamora por la calidad, la calidez humana y el paisaje. Es algo único el clima que se genera en cinco días de trabajo intensivo en un país. Se crea una atmósfera especial", cuenta tras exponer Don Quijote en el Níger una serie de 40 ilustraciones relacionadas con El Quijote en Mali y Níger en Casa África, en Las Palmas de Gran Canaria.
Don Quijote se africaniza. Se tuesta al sol como un cazador dogón, se viste con las ropas de un tuareg, salta temerariamente entre los pechos desnudos de Mami Wata y se descoyunta en los lomos de jirafas e hipopótamos, seguido de cerca por un Sancho Panza siempre fiel. Escenas que reflejan el paso de Domingo por Bamako (Mali) y en Niamey (Níger) en 2016, mientras ejercía de profesor de pintura en estos dos países con un proyecto surgido con la idea de acercar al El Quijote y la cultura española al Sahel. Una experiencia de intercambio de técnicas, conocimientos e historias que van del Níger al Pisuerga y regresan de sur a norte promovida por el programa Acerca de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, en colaboración con la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas.
Más de 60 alumnos de Mali, Níger y Guinea Conakry, de entre 18 y 60 años, algunos aficionados y otros más profesionales han recibido clases de distintas técnicas de pintura tanto de Domingo como del ilustrador Aitor Saraiba en este proyecto liderado por las embajadas de España en Mali, República de Guinea y Níger y que ha contado con la colaboración del conservatorio de Mali y el Instituto Francés de Guinea Conakry, entre otras instituciones.
Además de la exposición, que estará en Casa África hasta el próximo 17 de abril para exhibirse después en el Festival de Cine Africano de Tarifa, como fruto inmediato del taller ha surgido que se empieza a montar un proyecto para trasladar la figura del Quijote al Sahel y al formato cómic, una iniciativa surgida tras percatarse de que hasta el momento no había publicaciones en la zona sobre el personaje de ningún tipo. Esta muestra sigue la ruta tras una primera parada de la exposición itinerante con los resultados del taller se realizó en la Fundación Alberto Jiménez-Arellano Alonso de la Universidad de Valladolid.
Domingo explica que respiró tanto Bamako como Niamey con normalidad y que sintió que tanto él, como el proyecto y el caballero manchego estaban en casa. "Nos recibieron con una profunda hospitalidad que agradecí desde el principio", apunta. "Y a Don Quijote también lo acogieron con total hospitalidad, con mucha curiosidad y sorprendidos por nuestra cultura, por el personaje en sí, por sus aventuras". Precisa que deseaban convertir el taller en un viaje de ida y vuelta. "No simplemente nosotros contamos, dejamos la semillita y volvemos. Queríamos un retorno con la exposición, su visión del personaje y si podía integrarse en su cultura o les recordaba a algún personaje en su tradición oral".
Confiesa que al principio no existía esa conexión ni un personaje similar, salvo un tuareg defensor de Tombuctú con el que los alumnos veían analogías. Pero tras la incomprensión inicial, los alumnos dieron rienda suelta a la imaginación y jugaron con los mitos y las tradiciones locales, eligieron su cita o su personaje favorito y crearon imágenes como las de Alonso Quijano, enjuto, con la barba alargada y turbante o máscara, integrado en diferentes realidades sahelianas. La conexión llegó a tal nivel que los alumnos se enternecían y sentían como propia la muerte de su antihéroe al leer el pasaje de la novela donde se narraba su fin.
Doré, Daumier, Dalí, Picasso, Pollock, Chagall, Saura y Arroyo fueron algunos de los autores de los que se valió la formación. Igual que las películas de Terry Gilliam y Gutiérrez Aragón, el ballet de Petipa y Mikus y hasta animes japoneses, cómics y la ópera de Halffter. Se hizo a partir de una metodología pluridisciplinar adaptada al entorno de África occidental y el Sahel, con la intención de apoyar las capacidades del sector cultural local al tiempo que se daba a conocer en esas latitudes nuestra figura literaria más universal y se establecía un diálogo entre culturas y pueblos. Por no hablar de molinos, cocodrilos, Dulcineas de chocolate, mezquitas, lanzas, calabazas y entuertos que desfacer.
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