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Las marionetas de Barrio Sésamo dan apoyo emocional a los niños sirios

El proyecto estará en marcha hasta marzo de 2018 en Jordania, Líbano, Irak y Siria y consiste en programas educativos para ayudar a estos menores

Carolina García
Sesame Workshop

El proyecto Sesame Workshop -el taller de Barrio Sésamo, programa que ha entretenido durante muchos años a varias generaciones- pretende dar apoyo emocional a los niños sirios secuestrados por una guerra que ha acabado con miles de vidas desde hace ya seis años. La iniciativa tiene como objetivo “abordar una de las mayores crisis de nuestro tiempo y ser una de las pocas iniciativas que están atendiendo las necesidades emocionales de los niños pequeños desplazados”, explican los organizadores, en un comunicado. El proyecto, que comenzó el pasado enero, estará en marcha 15 meses, hasta marzo de 2018, en Jordania, Líbano, Irak y Siria. La iniciativa tiene el objetivo de crear programas culturales con contenido relevante para los niños, además de herramientas y estrategias que ayuden a los padres y cuidadores para trabajar de forma más eficaz con los pequeños.

“El proyecto de Barrio Sésamo cuenta con una gran experiencia en tratar las dificultades desde la perspectiva de los más pequeños de la casa. Como el número de niños desplazados va creciendo de manera alarmante, creímos que era nuestra labor actuar sobre esta terrible realidad”, explica Sherrie Westin, de Sesame Workshop, en el texto. Efectivamente, en la actualidad, de los 65 millones de personas desplazadas que hay en el mundo, 12 millones son niños menores de ocho años. Pequeños que sufren las consecuencias de la violencia y la negligencia que, muchas veces, les lleva a padecer un estrés tóxico prolongado y un daño de por vida. “Pero los niños son resistentes y las secuelas pueden ser reducidas si se tratan de forma temprana”, añade Westin.

El proyecto, coordinado también por The International Foundation Committee (IRC, por sus siglas en inglés), consiste en contenidos multimedia en los que los personajes de Barrio Sésamo están adaptados con el fin de reflejar las experiencias adversas y de crisis por las que pasan los niños refugiados y sus familias. Mediante plataformas digitales y material impreso, “intentaremos alcanzar al mayor número de personas, niños y familias, a lo largo de pueblos, escuelas, centros comunitarios, programas de inserción y protección social y clínicas de salud”, se explica en el texto. “Estamos muy orgullosos de trabajar con IRC, de compartir su experiencia en la implantación de programas en países en crisis y añadir nuestra experiencia de construir programas educativos que sabemos que pueden ayudar a estos menores a evolucionar de otra manera”, explica Westin.

Además, esta iniciativa es una de las ocho semifinalistas del premio 100&Change que otorga la MacArthur Foundation y cuyo premio asciende a 100 millones de dólares. El galardón se entrega a una propuesta individual que intente solucionar un problema crítico de nuestro tiempo. “Las ocho iniciativas seleccionadas muestran su pasión, su experiencia y su creatividad”, dice Julia Stasch, presidenta de MacArthur, en un comunicado. “Esperamos que este tipo de competiciones inspiren a personas y organizaciones a pensar a lo grande, porque las soluciones son posibles”, añade.

“Estamos muy agradecidos por la nominación. Este premio nos permitirá ayudar a que millones de niños refugiados accedan a programas educativos que les permitan salir de la situación trágica que están viviendo y se conviertan en adultos productivos y padres capaces de contribuir al progreso de nuestro planeta”, concluye David Miliband, presidente de IRC.

Los creadores del proyecto inciden en que Sesame Workshop ayuda a transformar la vida de estos niños que sufren las terribles consecuencias de la guerra cubriendo sus necesidades emocionales, lo que se proyectará de forma positiva en su vida adulta.

Este tipo de proyectos son necesarios

La Organización Save the Children ha denunciado esta semana que "desde hace seis años millones de niños y niñas en Siria viven en el miedo diario a los bombardeos y los ataques aéreos que destruyen sus hogares y que les matan a ellos y a sus familia: miedo a no poder ir a la escuela, a no saber de dónde saldrá la próxima comida y a ser separados de sus personas queridas". Según la ONG, vivir así "durante años afecta a su salud mental de forma severa y provoca daños psicológicos que podrían ser irreversibles si no reciben ayuda inmediata".

"Los estudios sobre salud mental realizados entre niños refugiados sirios han mostrado niveles sobrecogedores de trauma y angustia", aseguran desde la ONG que ha preguntado a 450 jóvenes y adultos sirios sobre cómo ha afectado el conflicto a su vida. Con estos datos han elaborado el informe Heridas Invisibles. Las conclusiones muestran que los menores de Siria "están en riesgo de vivir en un estado de estrés tóxico, la forma más peligrosa de reacción al estrés que puede darse cuando los niños experimentan el peligro de una forma tan dura, frecuente y prolongada, sin apoyo de adultos". Este estrés, según informan, es debido al ruido de las explosiones y bombas; a la pérdida de un ser querido -dos de cada tres menores han perdido un familiar-, y , en caso de malestar, no tienen a quien acudir.

"Se deben dejar de usar armas explosivas contra la población civil y de atacar infraestructuras civiles, como colegios y hospitales, ya que esto es la causa principal de la angustia y el miedo de los niños y niñas. Deben acabar de inmediato las tácticas de asedio y el acceso humanitario sin restricciones a todas las áreas", reclama en su informe Save the Children.

Para la ONG, "si se les facilita ahora el apoyo adecuado, se recuperarán". Motivación que comparten con Sesame Workshop. El objetivo es el apoyo emocional continuado y temprano para estos pequeños que les ayude a sobrellevar una situación que no han pedido y que es trágica e insoportable. 

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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