La crisis empezó antes de 2009, señor Guindos
Necesitamos saber por qué el Banco de España permitió que el crédito se duplicara en términos de PIB entre 1996 y 2007; quién admitió la concentración de riesgos y quién designó presidentes y consejeros en las cajas arruinadas
Guindos (Luis de), ministro de Economía, se ha declarado en el Senado partidario enfático de una Comisión de Investigación encargada de depurar responsabilidades (¡gran carga semántica la del verbo depurar!) en el caso de Bankia y de la crisis catastrófica de las cajas de ahorros. “Lo importante” —dijo con vehemencia— “es por qué en el 2009 y el 2010, cuando no había un ligazón entre el riesgo bancario y el riesgo soberano, no se llevó a cabo la inyección de capital, el saneamiento, la reestructuración y la modificación de los gobiernos corporativos de las cajas y los equipos de gestión”. Bien dicho, ministro. La misión (cumplida) consiste en acotar las fechas para que el Gobierno socialista sea considerado culpable sin remisión y Fernández Ordóñez el réprobo en el infierno bancario.
Gracias a esa Comisión del Congreso (necesaria, quién lo duda) nos enteraremos por fin de lo que ya sabemos: que el Banco de España se equivocó en el tratamiento de la crisis, que optó por una solución barata, discreta e inocua, que sus decisiones estratégicas fueron malas, incluso pintorescas (aquellas fusiones frías o las polifusiones, decididas en 24 horas para disimular la podredumbre en los balances de Caja Madrid o Bancaja)... Cada palo que aguante su vela, política o judicial, que de todo habrá. Pero, claro, las Comisiones acaban repitiendo lo que ya se sabe, por boca además de diputados que preguntan de oído; acaban suscribiendo las conclusiones que más gustan al partido que las controla. Hágase la Comisión; pero no basta.
El saqueo y quiebra de las cajas no apareció en 2009 de la nada. Hay que empezar antes la investigación, señor Guindos. Necesitamos saber por qué el regulador bancario permitió que entre 1996 y 2007 el crédito aumentase desde el 70% del PIB aproximadamente al 180% del PIB; y por qué nadie en el banco advirtió o previno sobre la descomunal concentración de riesgos. El exgobernador Caruana podría facilitarnos información crucial al respecto. Debería investigarse quién facilitó el saqueo de las cajas desde el poder político; quién nombró presidentes analfabetos financieros (funcionales) o quién designó consejeros incapacitados para leer informes técnicos. En fin, cabe examinar a fondo el efecto destructivo de la ley financiera de 2002 —esa que ampliaba la capacidad de intervención de los Gobiernos— que propició una expansión deforme y desorbitada con Gobiernos corporativos incompetentes.
Por todo lo anterior, el examen completo de la crisis bancaria en España, que nos ha costado 60.000 millones según el Tribunal de Cuentas, exige revisiones más profundas que las que puedan hacer los tribunales y la Comisión parlamentaria que con tanto ímpetu reclama el señor Guindos. Hay una causa política pendiente. Y, por cierto, el Banco de España debería aceptar una comisión externa que revise los procedimientos y controles de los bancos de 2002 a 2016. (Milton), señor Guindos. Bienvenido al caos y a la noche antigua. El mundo es oscuro y complejo. No todo se resuelve despejando a patadas las culpas sobre otros.
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