Sanidad pública
Son necesarias elevadas dosis de cinismo e hipocresía para declarar que la sanidad pública madrileña ha mejorado. La tozuda realidad evidencia lo contrario. Se podrían poner múltiples ejemplos, pero quiero centrarme en un gran hospital de la Comunidad de Madrid. La excesiva cobertura que atiende (medio centenar de municipios con casi 320.000 habitantes) se agrava con las políticas de recortes aplicadas. Masificación, deficiencias, demoras y largas listas de espera acompañan a un desastroso servicio de ambulancias. Es inadmisible que recojan a pacientes en su domicilio, estando avisados con días de antelación, cuando ya ha pasado la hora de consulta citada. Y algo peor: ¡las tres horas y media! (19 de enero) esperando en el frío e incómodo hall del hospital para transportar a una paciente (minusválida, enferma y con 91 años) a su casa; algo que, me consta, sucede con frecuencia. Vergonzoso, humillante e inhumano. Esta es la cacareada mejora sanitaria de la que presumen nuestros gobernantes.— Tomás M. Serna. Alcobendas (Madrid).
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