Una ermita austera y comunal

FOTO: Efraín Pintos

El Prís es una aldea, de poco más de 350 habitantes, en Tacoronte, al Nordeste de Tenerife, que debe su nombre al término canario porís (embarcadero). Este poblado de pescadores tiene una comunidad de fieles que, durante años, buscó la manera de construir un templo para que la imagen de la Virgen del Carmen que ellos veneran no tuviera que dormir en la cofradía de pescadores.

FOTO: José Oller

Son ellos, esa comunidad, los que están detrás de esta ermita ideada por Alejandro Beautell. El resto lo puso el joven arquitecto atendiendo al viento del lugar, el terreno reducido e irregular del solar, la escasez de medios y la naturaleza en parte de autoconstrucción de mucha de la arquitectura de la aldea.

FOTO: Flavio Dorta

Con hormigón abujardado -en el altar y en el ambón- y fratasado en el pavimento, Beautell levantó poco más que una hornacina para la virgen. Una caja para guardarla, una cueva donde venerarla que se suma al agregado de viviendas que es el pueblo “se trataba de integrar, no de imponer”, razona. La ermita se protege del viento de la costa con su fachada curva de hormigón rugoso. Así, la mayor concesión en esta construcción austera es la luz que la cruza y al colorido de los vidrios azules incrustados en el hormigón. Esos vidrios provienen de las botellas del vino local con el que celebraron la colocación de la primera piedra. Así, 14 estrellas azules componen un vía crucis con historia y celebración propias.

FOTO: Alejandro Beautell

Precio por metro cuadrado según arquitecto: 1.473 euros. (Total de 45 metros cuadrados).