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Lee Fields, soul por la gracia de Dios

Es una de las mejores voces negras del momento, que sobrevive gracias a su capacidad para negar el progreso

Xavi Sancho
Lee Fields posa para ICON en un pasadizo del madrileño Teatro Lara antes de dar un concierto.
Lee Fields posa para ICON en un pasadizo del madrileño Teatro Lara antes de dar un concierto.Ximena Garrigues/Sergio Moya

Sucedió con grandes y medianos del soul clásico. Con la recientemente fallecida Sharon Jones, con Bettye LaVette, con el más grande que la vida y hoy también muerto Solomon Burke. Era el rastro de Amy Winehouse, quien había puesto de moda una revisión del soul clásico tan fiel que fue imposible encontrar chicas monas y jóvenes que pudieran acompañarla sin quedar en evidencia. Así, hubo que ir a buscar la forma de rentabilizar el revival viajando hasta la fuente. Clásicos de ese estilo, ya fuera por edad, por relevancia musical o por mitología.

Y mientras esto pasaba, uno podía imaginarse a Lee Fields (65 años), fabuloso vocalista que debutó en 1969 y que fue conocido durante su primer decenio en activo como El pequeño James Brown, sentado en casa esperando a que pasara este tren. Pues no. Le soltamos todo este rollo en un camerino del Teatro Lara después de la prueba de sonido para el concierto que dará esta misma noche en el marco del ciclo SON Estrella Galicia.

"Soy cristiano. No necesito coches, ni televisores, ni nada caro. Dios nos puso aquí con un manual, la Biblia"

Tras escucharnos con cierta impaciencia procede a dinamitar el hilo conductor que habíamos imaginado para esta entrevista. “No sé de qué me hablas”, zanja. “Siempre supe que llegaría mi momento, porque está escrito en el Libro, está en la Biblia. Todo está ahí, incluso esto. Ha llegado tarde, pero como siempre supe que iba a suceder no tuve problema en esperar. El destino es algo muy bello que da mucha energía. Hubo momentos en que me quedé sin fuerzas, pero el Libro me invitaba a seguir y seguir”.

Lejos de las leyes de los hombres, Fields iba, pues, a lo suyo. Girando y girando. Los escenarios eran cada vez más grandes y los discos cada vez los escuchaba más gente. En sus títulos vemos hoy pistas de lo que estaba realmente pasando. En 2009 lanzó uno llamado My world (Mi mundo), en 2012, otro titulado Faithful man (Hombre de fe). Sólo le faltó un capítulo premonitorio en Los Simpson. “No confío en la humanidad, confío en un poder superior. El hombre es víctima del error, no puedes fiarte de él. Debes poner tus esperanzas en algo que esté por encima de la humanidad. Soy cristiano. No necesito coches, ni televisores, ni nada caro. Dios nos puso aquí con un manual, la Biblia. Cada vez que algo malo sucede en mi vida, vuelvo al manual”.

Su nuevo largo se titula Special night. Lo ha grabado junto a esta banda de imberbes que le acompaña, la mejor versión de The Expressions que ha tenido, afirma. Se le ve preparado para todo, incluso para defender al hombre de su peor enemigo, que no es el propio hombre como sugirió ese pazguato de Hobbes, sino la máquina. “Muchos políticos dicen hoy en EE UU que los trabajos se están yendo al extranjero, a China, yo que sé”, se arranca Lee con la intención de confirmar que el soul, su soul, habla de lo que le sucede al alma, mientras el góspel, su padrastro, se centra en lo que fue de ese alma. “Los trabajos los están robando las máquinas. Ahora quieren sustituir al conductor de camiones por un trasto al que le dices dónde quieres ir. ¿Qué es eso? Llamas a un servicio de atención al cliente y te sale una máquina que te habla. ¡¡¡Hablas para pedir ayuda y sale una maldita máquina!!! Te puedes estar muriendo y el trasto te contesta: ‘Presione siete’. ¿Eh? ¿Qué es eso?”.

"La inteligencia artificial al final tomará el control de la misma inteligencia artificial. Puede ser una catástrofe para la humanidad. Lo mejor para que sobrevivamos es amarnos”

Este mal no sólo aqueja al sector secundario y a la gama más baja del terciario, sino que también está pasando en la música. “Hoy el pop lo hacen ordenadores a través de algoritmos. Y nos estamos empezando a convertir en eso, en seres artificiales porque sólo escuchamos sonidos artificiales. La inteligencia artificial, al final, tomará el control de la misma inteligencia artificial. El resultado puede ser una catástrofe para la humanidad. Lo mejor para que sobrevivamos es amarnos unos a otros como dice la Biblia. No dar ya más poder a las máquinas. No sabemos lo que pueden hacernos”, sentencia Fields, que es una irresistible mezcla entre luminaria e iluminado. Tras recibir tanto consejo, no podemos más que preguntarle cuál es el mejor que le han dado nunca. “Hace muchos años mi madre me dijo que pensara antes de hablar”. ¿Y lo aplica? “Ya has visto que sí”.

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Xavi Sancho
Forma parte del equipo de El País Semanal. Antes fue redactor jefe de Icon. Cursó Ciencias de la Información en la Universitat Autónoma de Barcelona.

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