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Rob, un Kardashian sin ‘K’

El único varón del televisivo clan no ha sabido jugar las cartas igual de bien que sus hermanas. Tras una ruptura sentimental retransmitida en sus redes, ha pedido perdón

Rob Kardashian, el pasado marzo.
Rob Kardashian, el pasado marzo.cordon press
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En el momento en el que, hace ahora casi 30 años, nació el pequeño Robert Arthur Kardashian y su madre, Kris, decidió que se llamaría igual que su padre, una maldición cayó sobre él. Efectivamente, la que luego acuñaría el neologismo momager rompió la tradición de llamar a todos sus vástagos con un nombre que empezara por la letra K (antes habían llegado Kourtney, Kim y Khloé, luego llegarían Kendall y Kylie). Y, en lo que no puede ser más que un matriarcado, el único varón del klan no ha sabido jugar bien las cartas y siempre ha ido por un camino diferente.

Rob decidió, dentro de sus posibilidades, ser un chico normal. Fue a la universidad (el único de toda la camada junto con Kourtney, quizá la menos popular entre las chicas), aunque su famosa frase de “pierdo el móvil 10 veces al año pero sigo sin guardar los contactos” hace sospechar que no le sirvió de mucho. Lucha contra el sobrepeso (en contra de la tendencia de sus hermanas al implante) y rechazó posar desnudo para la revista Playgirl cuando le ofrecieron hacerlo por 45.000 dólares, traicionando la subasta exhibicionista que tan bien manejan sus hermanas.

De los 100 millones de dólares que la cadena E! paga a la familia por su reality Las Kardashian, los matemáticos de la farándula calculan que él, con una presencia decreciente en pantalla, se lleva solo alrededor de dos (cinco veces menos que lo que le robaron a su hermana Kim en una noche en París) por el spin off que protagoniza junto a su, hasta este fin de semana, prometida. Pero Rob & Chyna no ha ido tan bien. E incluso en el annus horribilis de la familia, él se ha subido al carro de la desgracia tarde y mal: su separación instagrameada/snapchateada al poco de llegar al mundo su retoño Dream ha tenido que esperar hasta diciembre y, en plena batalla, Rob ha cometido la imprudencia de pedir perdón públicamente, cuando todo el mundo sabe que un buen miembro Kardashian, por definición, nunca se equivoca. Perdón por ponerse él y a su familia en evidencia, y asegura también que va a buscar ayuda para lidiar con sus "defectos".

Rob y Blac Chyna.
Rob y Blac Chyna.cordon press

El apresurado (o, según las malas lenguas, guionizado) fin de su romance fue precedido por algo mucho más significativo, pues, al fin y al cabo, los dramas sentimentales sí son muy marca de la casa. Ese “algo” fue el bloqueo por parte de las kuñadas a la voluntad de Blac Chyna de adoptar el nombre de la familia. Pero, lo que son las cosas, Rob es, como único hombre de la familia, quien tiene en sus manos el futuro del apellido, pues Dream es la única de la nueva generación K que hereda "el título". Pero lo que heredará la recién nacida, en cuestión de patrimonio, no tendrá nada que ver con lo que le caiga a sus primos North y Saint West, por ejemplo. La línea de calcetines creada por Rob da dinero pero no tanto (ahora ha anunciado otra de ropa urbana), People informó en febrero de que para comprarse su casa en Calabasas (California) contó con ayuda de su madre Kris Jenner y no hay más que mirar su cuenta de Instagram.  Además de airear a sus 8,2 millones de seguidores sus más y sus menos con Blac Chyna, sus esforzados cambios de peso e incluso el mannequin challenge en el paritorio antes de la llegada de Dream, se puede ver un enlace bajo su nombre en el que oferta un descuento de 50 dólares en la compañía de taxis privados Lyft. Muy poco digno de un Kardashian.

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