_
_
_
_

El árbol clavado en la tierra

Hasta cuándo aguantará la UE las medidas autoritarias del presidente de Polonia

Soledad Gallego-Díaz
Jaroslaw Kaczynski durante una manifestación en Warsaw.
Jaroslaw Kaczynski durante una manifestación en Warsaw.KACPER PEMPEL (REUTERS)

El Parlamento Europeo discutió esta semana, por cuarta vez en este año, la “cuestión polaca”: ¿cuándo, qué paso del Gobierno de Varsovia será el que nos decida en la UE a decir basta? ¿Será la ley que bajo una aparente inocencia impedirá que se ejerza el derecho de reunión previsto en su propia Constitución? ¿Mejor esperar a ver el efecto de las tres leyes que someten al Tribunal Constitucional? ¿A la que limitará la entrada de periodistas en el Parlamento nacional? ¿A ver qué sucede con la nueva legislación sobre medios de comunicación públicos o privados? Algunos comentan la posible retirada de Polonia de la convención de Estambul sobre violencia contra las mujeres. ¿Quizás será ese el momento? ¿Cuál será el escalón definitivo?

¿Qué es, entonces, esa “cuestión polaca”? En principio se podría definir, ni más ni menos, que es el problema que se le plantea a la UE cuando uno de sus Estados miembros no respeta el imperio de la ley, es decir, los principios del Estado democrático y liberal establecidos en el artículo 2 del Tratado de la Unión. Desde hace meses, la Comisión Europea y un nutrido grupo de parlamentarios investiga si se ha producido esa ruptura del principio de legalidad y si el partido en el poder, Ley y Justicia, dirigido por Jaroslaw Kaczynski (uno de los gemelos que empujó a Polonia por el camino del autoritarismo) debería ser sancionado, según lo previsto en el artículo 7 del mismo tratado.

Más información
Miles de mujeres protestan en Polonia contra la posible prohibición del aborto
Cruzada en Polonia contra los medios ‘traidores de la patria’
Decenas de miles de polacos salen a la calle en Varsovia contra la deriva autoritaria del Gobierno

En el debate de esta semana, el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, no dejó mucho espacio a la duda. Cree que en Polonia existe un enorme peligro de “amenaza sistemática contra el imperio de la ley”. Timmermans es un político socialdemócrata holandés, de 55 años, mano derecha de Jean-Claude Juncker, que suele pronunciar discursos notables y que se siente profundamente europeísta. En esta ocasión fue casi apasionado en su respuesta al Gobierno polaco de la primera ministra, Beata Szydlo: “No se trata de una Comisión de otros que toma medidas contra ustedes. Yo soy también un comisario polaco en el sentido de que soy responsable ante el pueblo polaco sobre el imperio de la ley en ese país”.

La idea es perfecta: la Comisión es el espacio público en el que opera Polonia en la UE. El problema es que ese espacio público europeo solo tiene verdaderamente sentido en el horizonte de la integración y que es ese horizonte el que ha desaparecido casi completamente en la última década. Hace años que ya nadie habla de los distintos modelos de integración posibles. La f palabra (federalismo) suena casi como un insulto en Bruselas y ni tan siquiera Timmermans se atreve a proponer nuevos pasos en la cesión de soberanía compartida. Imposible pensar que la desaparición de ese horizonte de integración no haya traído ya consecuencias: Polonia es probablemente una de ellas.

La cuestión es que si Europa no hace nada respecto a la deriva autoritaria del Gobierno polaco, si ningún dirigente europeo es capaz de levantar la voz y denunciar que ese camino lleva al desastre, se estará produciendo una cierta legitimación intelectual de ese proceso. No se trata de repetir una y otra vez que miremos al pasado. No se trata de recordar, sino de averiguar si ese pasado se ha convertido en experiencia, en una enseñanza aprendida, o si no paramos de hablar de lo mismo, pero sin reconocerlo cuando lo tenemos delante de los ojos.

¿Qué paso del Gobierno polaco obligará a la UE a decir basta? ¿La ley sobre el derecho de reunión?

Wislawa Szymborska, la premio Nobel de Literatura polaca, creó en uno de sus poemas una imagen escalofriante: “Árbol clavado en la tierra, al que se aproxima un incendio”.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_