La pesadilla del 21%
Antes solía hacerlo más. Solía cerrar los ojos en pleno concierto y disfrutar de cada canción, de cada nota. Solía aplaudir con fuerza después de la función de teatro y solía disfrutar de cada puñado de palomitas en el cine de los viernes. También solía detenerme delante de mi cuadro favorito en el Thyssen y observar con detalle cada pincelada. Montoro dijo el otro día que el IVA cultural no existía, que era algo difuso, pero por culpa de ese 21% que lleva años amargándonos nos están quitando momentos, nos están quitando oportunidades de disfrutar de espectáculos en vivo, de ver una ópera prima en las butacas de un cine o de leer un buen libro antes de acostarnos. Parece que las cosas no van a cambiar y que la pesadilla vuelve a aparecer antes de Navidad para revivir otra legislatura perdida para la cultura.— Aris González Cid. Santiago de Compostela.
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