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CLAVES
Columna
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Complejo militar-industrial

Se sospecha que Trump quiere acercarse a Moscú, y se dice que secretamente —o no tan secretamente—, admira a Putin

Gente paseando ante un mural en el que aparece el Presidente electo Donald Trump y el Presidente ruso Vladimir Putin
Gente paseando ante un mural en el que aparece el Presidente electo Donald Trump y el Presidente ruso Vladimir Putin PETRAS MALUKAS / AFP PHOTO

Los conceptos son como la moda: siempre vuelven, así que nunca los tires, solo guárdalos en un altillo.

El 17 de enero de 1961, en su discurso de despedida, el presidente Dwight D. Eisenhower avisó a los estadounidenses contra el poder adquirido por lo que famosamente denominó el “complejo militar-industrial”. EE UU, señaló Eisenhower, había pasado de carecer de un ejército e industria de defensa que merecieran tal nombre a disponer de unas Fuerzas Armadas de más de tres millones y medio de personas e invertir en su seguridad más que todos los beneficios empresariales de sus grandes corporaciones juntos.

Si su advertencia causó un profundo impacto fue precisamente por provenir de un militar que, una vez en el Gobierno, había experimentado de primera mano la capacidad de presión que esa industria había adquirido. Esa influencia, señaló el general, se hacía sentir en cada Ayuntamiento, legislatura estatal u oficina federal. La Guerra Fría nos impone la necesidad de disponer esos recursos, aseguró Eisenhower, pero no podemos dejar de ser conscientes de las graves implicaciones de haber concedido tanto poder a esa industria.

Vean ahora lo que está ocurriendo con la formación del Gabinete del presidente Trump, donde predominan los militares, los empresarios provenientes del sector financiero y petrolero y los ideólogos ultraconservadores —menos una mujer, por cierto, todos varones—; un Gobierno donde, sin duda, los intereses particulares de este peculiar complejo militar-industrial van a campar a sus anchas.

Se sospecha que Trump quiere acercarse a Moscú, y se dice que secretamente —o no tan secretamente—, admira a Putin. Pues este Gobierno es la mejor prueba: no podría parecerse más a esa combinación de hombres provenientes de los aparatos de la seguridad (siloviki, les llaman en Rusia), oligarcas vinculados a las finanzas y la energía e ideólogos del nacional-estalinismo que gobierna Rusia. Si el viejo Ike levantara la cabeza y viera que, acabada la Guerra Fría, EE UU iba a imitar a Rusia...

@jitorreblanca

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