Igualdad

El Gobierno intenta atraer al PNV con concesiones económicas a Euskadi. El titular pertenece a este periódico y lo publicó el martes pasado, justo el día en el que se conmemoraban los 38 años de una Constitución que en uno de sus artículos declara solemnemente que todos los españoles somos iguales ante la ley, “sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. El titular, de todas maneras, se repite desde hace décadas con las mismas palabras o parecidas cada vez que el Gobierno central, da igual que sea de derechas que de izquierdas, necesitó del apoyo de los nacionalistas vascos o catalanes para poder gobernar, por no tener mayoría absoluta. Así que los españoles han terminado por ver normal algo que a todas luces es escandaloso.

Porque veamos: si en una familia con varios hijos los padres favorecen a uno de ellos por el motivo que sea, ¿no entenderemos todos que es en perjuicio de los otros? ¿Y si en una empresa uno o varios de sus trabajadores son privilegiados por el empresario para garantizarse su fidelidad como el Gobierno español trata de hacer con el PNV no pensaremos lo mismo? Pues en un Estado es peor, porque, aún más que los padres de una familia o que el dueño de una empresa, que al fin y al cabo son dueños de su dinero y pueden hacer con él lo que les parezca, los Gobiernos tienen el deber de distribuir equitativamente sus recursos, puesto que son sus administradores, no sus dueños. Los dueños somos los gobernados, que somos quienes pagamos —salvo algunos futbolistas millonarios y banqueros— los impuestos. Así que todos tenemos igual derecho a la hora de repartirlos, algo que se quebraría si, como anuncia el titular de EL PAÍS (y como viene sucediendo desde hace muchos años en España), el Gobierno central favorece a un territorio, pues siempre será perjudicando a otros, lo presente como lo quiera presentar. Si para contentar a un hijo el padre le sube la propina, a otro se la reducirá.

¿Y a quiénes les reducen los sucesivos Gobiernos españoles obligados a pactar con los partidos nacionalistas vasco y catalán (incluso, en ocasiones, con los regionalistas) al no tener mayoría suficiente las cantidades con que los favorece para asegurarse la gobernabilidad? Pues imagínenlo ustedes, que no les costará mucho. Yo bastante tengo con intentar entender, no que los territorios favorecidos sean los que reclaman la independencia, sino que no la reclamen y a voz en grito los que, para complacer a aquéllos, se ven damnificados cada vez que el Gobierno central necesita de los nacionalistas.