Día Universal del Niño en España: aún queda mucho trabajo por hacer
Las ONG destacan el papel de la educación para salvar la desigualdad y piden más inversión para proteger la infancia
En un país desarrollado como España, que uno de cada tres niños viva en riesgo de pobreza muestra que aún falta mucho por hacer. En este contexto, la educación es fundamental para salvar la desigualdad. En el Día Universal del Niño, instituido por la ONU en 1959, organizaciones que trabajan con menores exigen mayor inversión e implicación de las Administraciones para que la protección a los derechos de la infancia sea una realidad.
“La educación es un derecho humano. Es necesario una modificación en la ley que asegure el derecho a una equidad educativa y garantice la misma igualdad de oportunidades a todos los niños y niñas", afirma Macarena Céspedes, responsable de Incidencia y Relaciones Institucionales en la ONG Educo. "Necesitamos un cambio de modelo que garantice la calidad de la enseñanza y del profesorado, la gratuidad absoluta de la educación y todo lo que la rodea y, muy importante, que proteja y enseñe a convivir en paz”.
Los propios niños son conscientes de la importancia de la educación. Educo ha presentado los resultados de la encuesta internacional Pequeñas Voces, Grandes Sueños 2016, que recoge las opiniones de más de 6.000 niños y niñas de 41 países. En España, han participado 508 niños y niñas. Según el sondeo, el 25,4% de los niños y niñas españoles aseguran que si fueran los líderes del país mejorarían la calidad de la educación y la escuela contratando a más profesores y subiéndoles el sueldo, además de darles más formación y preparación para tratar mejor a los alumnos.
Luis Carlos Chana, responsable del Programa de Infancia en Dificultades de Cruz Roja Española, coincide con Céspedes en que la educación es el puente que permite salvar la desigualdad y salir de la pobreza. No obstante, Chana advierte de que “son muchas las carencias económicas, sociales y personales que afectan a la infancia y las familias más vulnerables y que impiden asegurar el éxito en los procesos educativos”.
“España ha hecho grandes esfuerzos en estos últimos 25 años por desarrollar un marco de garantías y protección social a la infancia. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer en lo que se refiere a la inversión en políticas de protección a la infancia y las familias más vulnerables”, asegura el responsable de Cruz Roja. “Muchas de las carencias que identificamos están relacionadas con el acceso a determinados derechos universales. Entre otros déficits, altos índices de pobreza infantil y de fracaso escolar, diferentes niveles de protección a la infancia en función de cada comunidad autónoma, la ausencia de un marco normativo específico en materia de violencia contra los niños y niñas, un sistema público de servicios sociales que no alcanza para cubrir las necesidades o carencias en las prestaciones sanitarias y sociales para niños y niñas que padecen enfermedades raras”, enumera.
En España, con 7.019.924 niños de entre 0 y 15 años, la tasa de riesgo de pobreza o exclusión social infantil es del 34,4% para los niños nacidos de un nacional, cifra que se dispara al 60,3% cuando esos niños son hijos de migrantes afincados en el país, según el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia de Unicef correspondiente a 2015. Según el informe Equidad para los niños. El caso de España, solo cinco países europeos (Rumanía, Bulgaria, Hungría, Grecia y Macedonia) están peor que España en este indicador. Niños a los que acechan otros problemas, como la malnutrición. “El aumento en los últimos años del número de hogares que sufren privación material severa ha llevado aparejado el surgimiento de problemas de malnutrición infantil que comportan la falta de ingesta de productos frescos como la carne, el pescado o los vegetales al menos cada dos días”, alerta Céspedes.
Pese a estos datos, España es, en relación con los miembros de la Unión Europea, el país que menos porcentaje del PIB dedica a las prestaciones monetarias para familias e infancia: un 0,5%, menos de un tercio de la media europea. También está entre los países con menos gasto en protección social a los niños y sus familias, el 1,4% del PIB, frente el 2,3% de la media comunitaria, el 3,7% de Dinamarca, el 3% de Irlanda o el 2,5% de Francia. El estudio de Unicef Equidad para los niños se presentó a principios de este año en el Congreso de los Diputados para pedir la incorporación de la desigualdad infantil entre los temas prioritarios de las recién creadas comisiones de infancia en el Congreso y el Senado.
Ante esta situación, Céspedes opina que es necesario que Administraciones y empresas, tanto públicas como privadas, se impliquen en mejorar las condiciones de estos niños. “Los poderes públicos tienen la obligación legal y moral de cumplir y velar por los derechos de la infancia, y estos derechos pasan por unas condiciones mínimas de dignidad y bienestar. En caso de no darse estos requisitos, las Administraciones Públicas tienen la obligación de facilitarlos en la medida de lo posible. Por lo tanto, es indispensable que los Gobiernos se impliquen en la lucha contra la pobreza infantil, pero no por un compromiso moral, que también, sino por una obligación legal. Es una cuestión de derecho”. En cuanto a las empresas, Céspedes indica que “es importante que actores de tanta relevancia tengan presente a la infancia y aporten recursos económicos o de otra índole, para que los derechos de la infancia sean respetados y promovidos”.
Los responsables de las organizaciones consultadas destacan que las desventajas que sufren los niños y niñas durante la infancia les condicionan su futuro en cuanto a la educación, salud y vivienda. Luis Carlos Chana alerta de que “la pobreza y la privación de las familias conducen a los niños y la niñas a la exclusión social, a mantenerles en la pobreza de generación en generación. Crecer en estas condiciones les dirige hacia una falta de oportunidades, a ser considerados ciudadanos sin plenos derechos. Una situación que condiciona su salud y hasta su esperanza de vida”.
Con motivo de la celebración de este 20 de noviembre, Aldeas Infantiles SOS lanza la campaña Ningún niño nace para crecer solo. La extrema pobreza, la orfandad, el mal estado de salud de los padres, la violencia, la discriminación, la exclusión, los conflictos armados o los desastres naturales son algunos de los principales factores que pueden incrementar el riesgo de que un niño esté solo. Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS, cree que “la pobreza no es sinónimo de una infancia infeliz o condenada a la desesperanza, ya que si en un entorno de privaciones se ofrece a los niños el cuidado, el cariño y las atenciones que merecen, seguramente tendremos adultos felices y completamente integrados en la sociedad. Para nosotros, el factor clave se encuentra en que los niños tengan un hogar y una familia que los quiere y los proteja”.
A los problemas de educación, pobreza y malnutrición se unen, además, otros como “el acoso escolar y el ciberacoso, los abusos sexuales o la violencia física y psicológica que afectan a niños y niñas y que tienen graves consecuencias para su desarrollo”, afirma Macarena Céspedes. “De ahí”, concluye la representante de Educo, “la importancia de concienciar a la sociedad respecto a esta realidad”.
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