Sociatas
No tenemos problema territorial, como dicen los que hablan de oídas, sino una ciudadanía que los separatistas quieren mutilar
Dios aprieta pero no ahoga: de su presente calvario pueden los socialistas salir remozados y prestar un gran servicio al país. Su decadencia fue intentar mimetizarse con los nacionalistas, tratando de competir en el campo ombliguista trazado por ellos. Por eso los letales disparates de Sánchez han tenido sus mejores valedores en las regiones más encharcadas de nacionalismo. Pero ahora resulta que sus rivales de Podemos juegan a necionalistas, es decir nacionalistas de pega. Aquellos chalados en sus locos cacharros hasta reivindican la soberanía para Aragón o Andalucía, que históricamente es como hacer una colecta para bautizar al Papa. Buena oportunidad para los sociatas: sin revertir su discurso, pueden explicarlo constitucionalmente para liquidar malentendidos.
El socialista vasco Eneko Andueza considera indispensable aceptar el derecho a decidir dentro de la legalidad. Perfecto, inobjetable, todos los partidos deben compartirlo. Sólo es preciso que el señor Andueza recuerde en voz alta, para que los nacionalistas no se entusiasmen, que ese derecho a gestionar nuestro país tienen en permanencia y por igual todos los ciudadanos españoles: lo único que no es legal es que algunos quieran excluir a otros de decidir en lo que ellos proclaman “su” parcela. El PSC considera a Cataluña una nación. Claro, cómo no, estupendo, en España hay un montón. Pero deben aclarar que es una nación cultural (étnica suena peor), de usos y costumbres, de adscripción voluntaria y siempre mestiza. Porque nación cívica, sostén de los derechos de ciudadanía, sólo hay la española. No tenemos problema territorial, como dicen los que hablan de oídas, sino una ciudadanía que los separatistas quieren mutilar. Adelante, pues: si aclaran estos puntos, los sociatas volverán a ser imprescindibles. En memoria de Iván Tubau, guerrillero de la inteligencia.
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