_
_
_
_
_
El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los osos cibernéticos favoritos de Putin

Putin tiene debilidad por Fancy Bear y Cozy Bear, dos grupos de ciberespionaje

Jorge Marirrodriga
Vladimir Putin, presidente de Rusia
Vladimir Putin, presidente de RusiaBloomberg

Cada país elige a los animales que usa como símbolo —oficial o no— y, para ser sinceros, a algunos se los endosan. El águila americana o alemana, el león inglés, el gallo francés o portugués y el toro español son algunos ejemplos. Otros países eligen objetos. Ahí están el arpa irlandesa, el candelabro de siete brazos israelí o la hoja de arce canadiense. El oso ruso representa —obvio— a Rusia desde épocas lejanas. Ya a mediados del siglo IX aparece en el escudo de la ciudad de Nóvgorod, una de las más antiguas de Rusia. El oso ruso en realidad es una variedad de oso pardo europeo, pero esto debe parecer poco. Un oso pardo europeo hace lo que puede, por ejemplo, en la montaña palentina, pero el oso ruso tiene que ser más grande, más fuerte y más amenazador. Que para eso es ruso. La única excepción admitida fue la del osito Misha en las olimpiadas de Moscú de 1980. Pero, claro, uno comienza eligiendo una mascota débil y al final el régimen se te desmorona como un azucarillo, como efectivamente le ocurrió a la Unión Soviética en 1991.

A Vladímir Putin le encanta poner como ejemplo al oso ruso. En sus intervenciones hace frecuentes alusiones a sus garras, sus mandíbulas, su resistencia y su ferocidad. Y suele repetir la idea de que no hay que confundir su tranquilidad con debilidad. Que lo suyo es comer miel y bayas silvestres —en serio, esto lo dijo en 2014—, pero que no hay que juguetear con sus garras, ni con sus colmillos. Huelga decir que la Red está llena de montajes —¿seguro que lo son?— de Putin cabalgando un oso ruso con el lomo (el del presidente) desnudo. La era de los memes, ya se sabe.

Pero conviene no tomarse nunca a broma al presidente ruso, que eso ya lo hacemos con Trump y podemos llevarnos una sorpresa el martes. Entre los osos verdaderamente favoritos de Putin figura una pareja llamada Fancy (sofisticado) y Cozy (acogedor). Fancy Bear y Cozy Bear son dos grupos de ciberespionaje rusos que están demostrando una efectividad letal no solo para infiltrarse en sistemas y empresas, sino para tratar de alterar el curso de la historia. Ni miel, ni bayas silvestres. Estos osos se comen los terabytes de quien sea y utilizan los passwords de palillos. Esta semana, Fancy ha atacado el sistema operativo de Windows. Hace un mes robó mails y documentos de la Agencia Mundial Antidopaje. Recordemos que la mayoría de las federaciones deportivas rusas fueron excluidas de los Juegos Olímpicos de Río por doping. Fancy y Cozy están detrás de los ataques sufridos por la Casa Blanca, el Departamento de Estado de EE UU y el Bundestag alemán. La Convención Nacional Demócrata que eligió a Hillary Clinton se vio sacudida por un robo de mails que trataba de demostrar trampas del establishment del partido a favor de la candidata. La compañía estadounidense de ciberseguridad CrowsStrike asegura que detrás de Fancy Bear está la inteligencia militar rusa, y detrás de Cozy Bear, el FSB, sucesor del KGB.

Cuando un tema da mucho que hablar, lee todo lo que haya que decir.
Suscríbete aquí

A Putin le gustan los osos. Queda por saber cuáles son los animales favoritos de otros mandatarios. Porque en este cibermundo todos tiene una mascota. O dos.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_