Bestia modelo
El PSOE ha perdido la conexión entre los mandos y las bases
En su libro de memorias (Una curiosidad insaciable, Tusquets) Richard Dawkins transcribe un poema de Bert Leston Taylor sobre un bello asunto: los dinosaurios gigantes. Estos animales tenían una espina dorsal tan larga que resultaba un problema poner en conexión al cerebro y las extremidades posteriores. Ese conflicto lo resolvió la selección natural colocando un cerebro en la pelvis; en realidad un ganglio nervioso. Leston Taylor escribe: “Si un cerebro cedía a la presión de unas ideas, a otras pasaba (…) Como se lo pensaba dos veces antes de hablar, ningún juicio tenía que revocar”. Dawkins señala su verso preferido, tan actual pese a que “esa bestia modelo” lleva “difunta hace 10 millones de años al menos”: “Podía así razonar a priori, tanto como a posteriori”.
Con el dinosaurio extinguido, permanecen estructuras de poder en las que sobrevive una larga espina dorsal que conecta el cerebro y las gigantescas patas traseras. El primero da la orden de caminar, las segundas caminan. A veces se da la circunstancia de que los dos cerebros, el ordenador principal y su terminal, no se ponen de acuerdo y la estructura se colapsa: el cerebro ordena algo y las extremidades, inducidas por el ganglio nervioso, se esfuerzan en desobedecer. La grabación de las intervenciones a puerta cerrada del comité federal del PSOE demuestra el conflicto: allí se razonaba a priori tanto como a posteriori en un mismo plano. Había quienes se empeñaban en caminar desobedeciendo las órdenes del cerebro, y quienes se esforzaban en seguir otro rumbo. Tal problema desafiaba la selección natural, hasta el punto de que Susana Díaz pidió que triunfasen los socialistas que eran “ni buenos ni malos, ni de izquierdas ni de derechas”.
La frase se entiende en un contexto interno, referido a las consecuencias de la abstención: que el PSOE no se divida entre buenos y malos, izquierdas y derechas. Define bien a un partido que ha perdido la conexión entre los mandos y las bases. De una estructura antigua y poderosa, de enorme espina dorsal, que no sabe poner en movimiento el cuerpo porque ha perdido la capacidad de ponerse en comunicación con las piernas. En organizaciones dirigidas a clientelas tan sensibles se necesita un mínimo de coherencia para dar un paso hacia delante. La parálisis comporta un riesgo: el derivado de tener dos cerebros enfrentados. Cuando eso ocurre, se producen cortocircuitos. El PSOE debe conocer a su votante como para saber que la distancia entre un cerebro y lo que debe mover se acorta en la medida en que sus responsables tomen decisiones pensando que lo hacen por ser buenos y de izquierdas, no necesariamente en ese orden.
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