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La bonhomía hecha vino

Leandre escorsell

G

OYO GARCÍA Viadero tiene una relación especial con los viñedos: tardó en encontrar su camino y pasó por muchos sitios, pero cuando encontró a su particular estrella polar supo hacia dónde iba y supo que, aunque no fuera imprescindible llegar a meta alguna, llevaba buena dirección y mejor compañía. Es una persona discreta, observadora, sabia, sencilla, sobria, buena y socarrona. Las tierras altas de la Ribera del Duero burgalesa acumulan esas cualidades y Goyo trabaja en ellas, para recuperar viejos viñedos y para ofrecer sensaciones que la modernidad ha convertido en irreconocibles. Así es el vino que salió del Peruco en 2011: esencia e integridad, sutileza y liviandad, misterio de unos ojos negros que miran desde la penumbra. Es un vino tornasolado y sabe a luna nueva y oscura, a rescoldos de sarmiento y a zumo negro del mirto. Cantos rodados en un suelo de arena: aguijón de placer. Perfume de violetas que avienta un ángel azul cuando extiende sus alas sobre el cielo castellano.

Ficha técnica:

Finca el Peruco 2011

– Goyo García, Finca el Peruco 2011. DO Ribera del Duero, con 13% de alcohol. Tinta fina y algo de albillo de la Finca el Peruco, en Olmedillo de Roa (Burgos), sobre arenisca y cantos rodados, con fondo arcilloso. Goyo practica una agricultura natural y un trabajo en bodega con largas fermentaciones y muchos meses de madera en subsuelo. No filtra ni estabiliza. Sin sulfitos añadidos. Precio: 35 euros aproximadamente.

Sensaciones

– Cuando uno cierra los ojos y bebe El Peruco, acuden campos de lavanda en flor, ramilletes de tomillo y, en el aire, la intuición de la ceniza en el hogar cercano.

A través del cristal

– Plato de postre de porcelana estampada de Alfons & Damián. Copas de vino Claire de la serie Atlantis, de Vista Alegre.

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