Por cierto
Llueven las mentiras como cenizas radioactivas tras una explosión nuclear. Cada día estalla una bomba atómica de falsedades que aumentan la temperatura
Coca-Cola y Pepsi, al tiempo de vender bebidas intensamente azucaradas, financian a organizaciones que recomiendan reducir la ingesta de azúcar. El PP alienta a los jueces a llegar hasta el final mientras que, para impedir que se llegue hasta el final, destruye pruebas y solicita la anulación del juicio. Antonio Hernando, portavoz del no es no, se ha hecho cargo sin despeinarse de la campaña del sí es sí.Son apenas tres o cuatro ejemplos de las formas dominantes bajo las que discurre un fondo cenagoso en el que se desenvuelven la economía, la moral pública y la política. Parecen imposibles tales cantidades simultáneas de cinismo, pero la desvergüenza avanza a la luz del día como las olas de un mar de heces bajo la luna llena.
“No os decepcionaré”, prometió solemnemente Zapatero en frase lapidaria sobre la que más tarde, como el que intenta anular un tatuaje de amor, reescribiría un “cueste lo que cueste” que aún sigue costándonos. Y cómo. El “cueste lo que cueste” ha sido superado ya con creces por sus sucesores, que, con música de fondo de El Padrino, se han cargado a un secretario general incómodo. Damos fe, pues, de que no nos decepcionan. En cuanto a Rajoy, que se sucede a sí mismo, ha convertido en una chiquillada el “Luis, sé fuerte” dirigido a un hampón. Llueven las mentiras como cenizas radioactivas tras una explosión nuclear. Cada día estalla una bomba atómica de falsedades que aumentan la temperatura. Los sesos de los ciudadanos hierven en el interior de los cráneos. Los contribuyentes deambulamos sin rumbo por los telediarios con gesto de desorientación. Por cierto, si se le incendia a usted el móvil discutiendo con su madre, no culpe a su madre. Es que le han vendido un Samsung Galaxy Note 7.
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