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CLAVES
Columna
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Retaguardia

El callejón sin salida del PSOE plantea la cuestión sobre quién lidera a quién en la relación entre votantes y partidos

Sandra León
El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández.
El presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández.J.L.Cereijido (EFE)

El PSOE vive atrapado en una indecisión que, por mal gestionada, les condena a un castigo electoral seguro: inmediato —elecciones en diciembre con un partido dividido— o en el medio plazo, cuando les pase factura haber permitido gobernar al PP en contra de las preferencias de sus votantes.

El callejón sin salida de los socialistas plantea la cuestión sobre quién lidera a quién en la relación entre votantes y partidos. En realidad, los partidos poseen más margen de maniobra del que se deduce de una visión de los políticos como meros rehenes del coste electoral de sus decisiones. Existen numerosos ejemplos de gobernantes que sobreviven tras poner en marcha políticas impopulares o después de una crisis económica. ¿Cómo lo consiguen?

La respuesta se encuentra en la capacidad de persuasión de los políticos. Estos pueden elaborar un relato para justificar una decisión impopular en el que exhorten a los ciudadanos a mirar más allá del presente, convenciéndolos de que, aunque las cosas no vayan bien hoy, el futuro será mejor. Muchos de los votantes de principios de los ochenta y noventa, en un contexto de reformas contestadas y declive económico, justificaron con ese argumento su apoyo al Gobierno de González, según un estudio de Maravall y Przeworski.

Para que el relato sea exitoso los partidos necesitan contar con un amplio capital político: una mezcla de liderazgo, lealtad y altas dosis de ideología y de identificación partidista en el voto. Sin embargo, en el contexto actual dicho capital político escasea. La reconfiguración de las lealtades y de la identificación partidista en el nuevo mapa político hace que los partidos estén menos dispuestos a tomar decisiones en contra de un electorado que no tiene anclado. Su temor es salir de la retaguardia, situar el proyecto político por delante de sus votantes y ver que, al girarse, han perdido a parte de su ejército de electores.

La búsqueda continua de la armonía con los votantes puede debilitar en los partidos dos virtudes esenciales en el escenario político actual: liderazgo y capacidad para llegar a compromisos. @sandraleon_

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